-Imagen
Remedios Varo-
Hay
abandono en tu postura.
Un
rayo de sol acaricia tu cabello.
Tantas
veces quisiste ser aire…
Ahora
a la tierra te entregas.
Soñaste
un muro de piedra.
Un
muro de piedra escalaste.
Siendo
tú, tanta tierra,
¿cómo
acabaste siendo aire?
Debajo
de tu nombre
existe
un campo de trigo.
Dentro
de tu mirada
la
niebla todo lo abarca.
En
un poema inacabado
eres
el aire que levanta la tierra.
Eres
la tierra que se abandona en el aire.
-Verónica
Calvo-
I
Abrir
la ventana.
Respirar
el aroma del domingo.
Solo
cielo azul.
Ningún
sonido.
II
Es
la quietud.
El
eterno eco del no sonido.
Hay,
en el cielo, muchos suspiros.
III
Abrir
la ventana.
Sentir
los pasos perdidos.
El
silencio sepulcral del domingo amanecido.
-Verónica
Calvo-
-Imagen Hu Jundi-
-Imagen
tomada de la red-
Lo
que duró un minuto.
Lo
que sentí en su silencio.
Atravesar
el frío de un nombre
y
acariciar el filo de su aura.
Destellos
en el túnel
donde
se diluyen los poemas.
Anticipada
ausencia
vibrante
de presencia.
Y
luego…
Regresar
a mi jardín,
donde
el verdor cubre con su manto
la
tristeza. Lo no dicho. Lo sentido.
Hay
un ave que vuela libre
en
mi libreta.
-Verónica
Calvo-
-Imagen
Brooke Shaden-
Regresó
el viento.
Y
meció mi poema
en su pluma.
Supe
que nada, es.
Y, a la vez, lo es
todo.
Separar
tu sonrisa
de
mi ansia.
Juntos
en el blanco de una página.
El
viento nos lleva,
nos
despeina y nos trae.
Mi
verso se une a tu palabra.
Supe
que todo, es.
Y a la vez, es
nada.
Regresó
el viento.
Se
deshizo mi poema
entre tu cielo y mi alborada.
-Verónica
Calvo-
-Imagen
Donata Wenders-
Vienes
con la noche
y
te cubres de silencio.
Hay
una entrega en el aire;
unas
palabras susurradas
en
el baile de la sombra.
La
ciudad duerme,
y
yo, desde mi desvelo,
juego
a imaginar luces
en
tu rostro.
Vienes
y te vas. Como el a i r e.
En
cada rescoldo que guardo,
un
latido resuena lejano.
Hay
un poema. Y una canción.
Te
vistes de noche.
Me
desvisto de silencio.
En
cada sueño, la otra vida.
-Verónica
Calvo-