-Imagen Albert Soloviev-
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El día va muriendo
en un paisaje difuminado.
Llueve, desde el centro del cielo,
y todo es belleza. Y todo es silencio.
Las calles, desiertas,
visten melancolía y se perfuman
con los aires de otro tiempo.
Una mujer, cobijada en su silueta,
espera algún prodigio.
Tal vez una carta que no fue escrita,
tal vez la visita de quien jamás vendrá.
Yo la veo en su ventana.
Tan triste, tan sola.
Ausente y rota.
Y mientras llueve,
siento en mi alegría,
la sombra que deja una mujer,
amparada en su pasado.
-Verónica Calvo-