-Imagen tomada de la red-
Leve es la primavera
solo un viento que va
de árbol en árbol.
Usuda Arō
Oh, bosque silencioso, te atravieso
con el corazón tan lleno de miseria
por todas las voces que caen de los árboles,
y las hierbas que rasgan mis piernas.
Deja que me siente en tu sombra más oscura,
mientras los grises búhos vuelan sobre ti;
allí he de rogar tu bendición:
no convertirme en una ilusión,
no desvanecerme en un lento letargo.
Escrutando a través de las penumbras,
como alguien vacío de vida y esperanzas,
congelada como una escultura de piedra,
me siento en tu sombra, pero no sola.
¿Podrá Dios traer de vuelta aquel día,
en el que como dos figuras sombrías
nos agitamos bajo las hojas tibias
en este bosque silencioso?
La primavera es corta,
¿quieres sentir la eternidad?,
le dije,
y, tomando sus manos,
las hundí entre mis poderosos pechos.
Akiko Yosano
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-Imagen tomada de la
red-
La luna, que es el
capricho mismo, se asomó por la ventana mientras dormías en la cuna, y se dijo:
«Esta criatura me agrada.»
Y bajó muellemente
por su escalera y pasó a través de los cristales. Luego se tendió sobre ti con
la textura flexible de una madre, y depositó en tu faz sus colores. Las pupilas
se te quedaron verdes y las mejillas suavemente pálidas. De contemplar a tal
visitante, se te agrandaron de manera rara los ojos, tan tiernamente te apretó
la garganta, que te dejó para siempre ganas de llorar.
Entretanto, en la
expansión de su alegría, la Luna llenaba todo el cuarto como una atmósfera fosfórica,
como un veneno luminoso; y toda aquella luz viva estaba pensando y diciendo:
«Eternamente has de sentir el influjo de mi beso. Hermosa serás a mi manera.
Querrás lo que yo quiera y yo lo que me quiera a mí: al agua, a las nubes, al
silencio y a la noche; al mar inmenso y verde; al agua informe y multiforme; al
lugar en que no estés; al amante que no conozcas; a las flores monstruosas; a
los perfumes que hacen delirar; a los gatos que se desmayan sobre los pianos y
gimen como mujeres, con voz ronca y suave.
«Y serás amada por
mis amantes, cortejada por mi cortesanos. Serás reina de los hombres de ojos verdes
a quienes apreté la garganta en mis caricias nocturnas; de los que quieren al
mar inmenso, tumultuoso y verde; al agua informe y multiforme, al sitio en que
no están, a la mujer que no conocen, a las flores siniestras que parecen
innecesarios de una religión desconocida, a los perfumes que turban la voluntad
y a los animales salvajes y voluptuosos que sin emblema de su locura.»
Y por todo esto,
niña mimada, maldita y querida, estoy ahora tendido a tus pies, buscando en
toda tu persona el reflejo de la terrible divinidad, de la fatídica madrina, de
la nodriza envenenadora de todos los lunáticos.
(De Poemas en prosa, o El spleen de París)
A veces
me detengo en la orilla
donde las penas vierten sus flujos,
y las aguas turbulentas suspiran y se quejan
de secretos que no se atreven a contar.
Desde las simas profundas de valles sin nombres,
y desde colinas y llanuras que ningún mortal conoce,
la mística marejada y el hosco oleaje
sugieren como taumaturgos malditos
un millar de horrores, henchidos por el temor
que ya contemplaron épocas hace tiempo olvidadas.
¡Oh vientos salados que tristemente barréis
las desnudas regiones abisales!
¡Oh pálidas olas salvajes, que recordáis
el caos que la Tierra ha dejado tras de sí!
Una sola cosa os pido:
guardad por siempre oculto vuestro antiguo saber.
-Imagen: Prensa Latina-
En el
aire estaba
impreciso, tenue, el poema.
Imprecisa también
llegó la mariposa nocturna,
ni hermosa ni agorera,
a perderse entre biombos de papeles.
La deshilada, débil cinta de palabras
se disipó con ella.
¿Volverán ambas?
Quizás, en un momento de la noche,
cuando ya no quiera escribir
algo más agorero acaso
que esa escondida mariposa
que evita la luz,
como las Dichas.
(Del
poemario
De procura de lo imposible)
-Imagen tomada de la red-
-Imagen
tomada de la red-
Déjame
respirar mucho tiempo, mucho tiempo, el olor de tus cabellos; sumergir en ellos
el rostro, como hombre sediento en agua de manantial, y agitarlos con mi mano,
como pañuelo odorífero, para sacudir al aire.
¡Si
pudieras saber todo lo que veo! ¡Todo lo que siento! ¡Todo lo que oigo en tus
cabellos! Mi alma viaja en el perfume como el alma de los demás hombres en la música.
Tus
cabellos contienen todo un ensueño, lleno de velámenes y mástiles; contienen
vastos mares, cuyos monzones me llevan a climas de encanto, en que el espacio
es más azul y más profundo, en que la atmósfera está perfumada por los frutos,
por las hojas y por la piel humana.
En
el océano de tu cabellera entreveo un puerto en que pululan cantares melancólicos,
hombres vigorosos de toda nación y navíos de toda forma, que recortan sus
arquitecturas finas y complicadas en un cielo inmenso en que se repantiga el
eterno calor.
En
las caricias de tu cabellera vuelvo a encontrar las languideces de las largas
horas pasadas en el diván, en la cámara de un hermoso navío, mecidas por el
balanceo imperceptible del puerto, entre macetas y jarros refrescantes.
En
el ardiente hogar de tu cabellera respiro el olor del tabaco mezclado con opio
y azúcar; en la noche de tu cabellera veo resplandecer lo infinito del azul
tropical; en las orillas vellosas de tu cabellera me emborracho con los olores
combinados del algodón, del almizcle y del aceite de coco.
Déjame
morder mucho tiempo tus trenzas, pesadas y negras. Cuando mordisqueo tus
cabellos elásticos y rebeldes me parece que como recuerdos.
(De Poemas en prosa, o El spleen de París)
-Imagen tomada de naiz-
(De Madrigales de la pensión; traducción: J.M. Moreno Carrascal)
-Imagen tomada de la red-
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-Imagen Marcela Bolívar-
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-Imagen
tomada de la red-
HATIFA
Madre: fallecida
Padre: Safar Ali
Edad: 16 años
Profesión: la muerte no le ha dejado trabajar
¿Es un crimen
si mis pies se alegran de tocar la esencia
de la tierra
cuando bailo?
¿Es un crimen
si desnudo mis hombros
y dejo flotar mi pelo?
¿Es un crimen
pintarme los labios
y decir que tengo boca?
¿Es un crimen
si soy una chica
como todas las otras chicas del mundo?
¿Si tengo un cuerpo,
si duermo,
si canto
si escribo
si tengo deseos
si amo?
¿Es un crimen vivir en un país
donde ahorcan
la libertad?
(De Almas con pies desnudos)
(De
Palabras para el Dr. Y)
-Imagen
tomada de la red-
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-Imagen
tomada de la red- |
Después de todo, todo ha
sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito: “¡Todo!”, y el eco dice “¡Nada!”.
Grito “¡Nada!”, y el eco dice “¡Todo!”.
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada).
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.
(De Cuaderno de Nueva
York)
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-Imagen tomada de internet- |