Nublado
tu mundo
te
tambalea,
en
la danza que te contiene
la
ira presa.
Mas
el sol absorbe la niebla,
y
despejadas luces
a
tus pupilas llegan.
Habitas
un mundo distinto
en
tu soledad perpetua,
donde
el retiro te llena,
y
sólo cuando regresas,
buscas
en lo efímero
aquel
contacto del que huyes.
Porque
eres cielo despejado
y tormenta devastadora,
en
mi corazón te has instalado,
y
sólo deseo acunarte,
cuando
entre mis brazos,
reposas
en la penumbra
que
como un aura te mantiene.
A
Pablo.
(Gracias
por permitirme estar)