25 de septiembre de 2012

Rayo de noche



Viniste a mí
vestido de rayo de noche.
Abrí mis brazos
y te acogí, fecundo,
libre y soñado.
Extendí mi cabellera
alfombrando aquel sendero
del bosque callado.
Adormecí el rumor
de la sangre en las venas
y me fundí
en tu eterno manantial de primavera.
Tus ojos,
que nunca más fueron tuyos,
eterno ocaso de otoño,
resplandecieron
en un fulgor de fuego,
breve,
tanto como el sol sin calor.
Y así me entregué,
fontana milagrosa,
al musical sonido
de tu esencia poderosa.

(Dans le château, 4 de marzo de 2012)

(Imagen: Elena Baca)