-Imagen tomada de la red- |
Vosotras, piedras
violentamente
deformadas,
rotas
por el golpe
preciso del cincel,
exhibiréis aún
durante siglos
el último perfil
que os dejaron:
senos inconmovibles
a un suspiro,
firmes
piernas que
desconocen la fatiga,
músculos
tensos
en su esfuerzo
inútil,
cabelleras que el
viento
no despeina,
ojos abiertos que
la luz rechazan.
Pero
vuestra arrogancia
inmóvil, vuestra
fría
belleza,
la desdeñosa fe del
inmutable
gesto, acabarán
un día.
El tiempo es más
tenaz.
La tierra espera
por vosotras
también.
En ella caeréis por
vuestro peso,
seréis,
si no cenizas,
ruinas,
polvo, y vuestra
soñada eternidad
será la nada.
Hacia la piedra
regresaréis piedra,
indiferente
mineral, hundido
escombro,
después de haber
vivido el duro, ilustre,
solemne,
victorioso, ecuestre sueño
de una gloria
erigida a la memoria
de algo también
disperso en el olvido.
10 comentarios:
Ni las piedras se librarán del destino fatal.
No conocía el poema.
Besos.
Una gran poesía.
Reflexiva como la vida.
refleja el éxito y el ocaso que te lleva al olvido.
Grandiosa.
Cuando además de belleza hay un buen pensamiento detrás, esto es maravilloso. Hace tiempo te hice caso con Anne Sexton y fue bien. A Angel Gonzalez no lo había leído hasta ahora y ya estoy tardando. El tiempo nos borrará a todos. Aunque nosotros vamos antes que las piedras. Saludos.
"Polvo eres y en polvo te convertirás".
Pero lo espiritual no puede morir.
En el Libro de la Sabiduría ya aparece clara la idea de inmortalidad: «Dios creó al hombre para la inmortalidad».
Es un buen poema para reflexionar.
Un beso, querida poeta.
Buen poema nos presentas, amiga. Se te agradece.
Abrazos
Es que todos, absolutamente todos, somos lo que no queremos ver, aves de paso...
Mi abrazo, Vero
buen poema
las piedras , las verdaderas, nos sobrevivirán
esas otras... las reconstruidas, duran lo mismo que nosotros
besitos de luz
Todos formamos parte de un sistema y creo que ninguna pieza sobrevivirá inamovible ante el paso del tiempo. Nada está quieto o permenece inmóvil, excepto cuando se consigue el equilibrio. Por mucho que el hombre quiera, esa piedra es difícil que permanezca indefinidamente en equilibrio. O de no ser así, otro hombre la destruirá. Igual que ocurre con los sentimientos Verónica. Pero eso sí: somos piezas de un sistema y éste es el que nunca desaparecerá..
Me has pillado leyendo Palabra sobre palabra, su obra desde el 56 al 2001, así que en este momento soy todo Ángel González, qué más puedo decir.- Un abrazo
Piedras pequeñas, y todos guijarros...
Besos, Verónica.
Grande, A. Gónzalez.
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