24 de abril de 2018

Volver al comienzo

Caer
libre, ligera
como una pluma
que el aire se la lleva.

Buscar
en ese aire
el movimiento perdido
en la (auto)batalla.

Ser
la libertad absoluta;
la entrega sincera.
(¿Es esto posible?).

Y acabar
fundida en los pliegues
del cuerpo. De la resaca
que deja la emoción contenida.

-Verónica Calvo-


19 de abril de 2018

Del ser

-Imagen Remedios Varo-

Se viene de la casualidad
y de nadie eres.
Habitas entre fieras
y te fundes en mineral.
Incansable y silencioso
eres cuando te rescatas
de la hoguera y de la niebla.

Entregas calor y luz
al amparo de tus sombras.
Recibes incertidumbre
en la urdimbre de los días.
Eres vuelo y caída.

Eres y no eres.
Mentira en la sinceridad que te atesora.
Sol y cambiante luna.
Búsqueda y consumición
de tu propio hastío y desencanto.

Y a pesar del viento
que te alarga o acorta la vida,
eres la misma materia
que cimbrea ante otro semejante.

Eres del ser y para ser, vives y mueres.


-Verónica calvo-

11 de abril de 2018

Niña... dicen


Dicen, niña, que te han visto bailar
bajo la luna en la marisma,
que ondulabas tu cuerpo
como el viento
y desprendías olor a sal.
Dicen que en tus ojos había fuego,
que en tus brazos abiertos
acunabas un sueño
que se ha hecho realidad.
Te han visto un agapanto
brotando en tu risa
y una estrella chiquitita
adornar tu corazón.
Niña, deja que hablen y digan
mientras levantas con gracia
una esquina de tu enagua
que caracolea divertida
en esta noche que te hace cómplice
de amores prohibidos
con olores fragantes
a Dama de Noche y Don Diego.
Baila, sueña, ríe y vuela,
niña bonita abierta como una rosa,
esplendida y lozana ante la vida.

-Verónica Calvo-


(Fue publicado en “Poetas andaluces de ahora” el 1 de marzo de 2012 y el 3 de abril de 2012 en este blog y en el de Beatriz Salas que tuvo a bien ponerle voz)

7 de abril de 2018

Máximas mínimas 4

-Imagen Natalie Shau-

I.

Medito y reflexiono sobre la muerte.
Muerte es soledad, miedo
y para algunos, liberación.
Conceptos que asustan
y no están exentos de romanticismo.

II.

Concepto romántico:
buscarnos más allá de ella, la muerte,
porque se hace insoportable,
y hasta insostenible,
pensar que tal vez no existe ese cielo que prometen,
ni ese castigo hirviente de fuego y dolor.
Cuánto más doloroso, insoportable e insostenible,
es pensar que nunca más volveremos a vernos.

III.

Tal vez sea temor a la soledad eterna,
si es que la eternidad se puede cuantificar.
Cuestiones filosóficas que perturban
o dan algo de paz. Otro gran misterio.


-Verónica Calvo-

3 de abril de 2018

Reseña de Japonismo por Eva



El pasado 22 de marzo, Eva La Zarzamora me sorprendió con una estupenda reseña de mi poemario Japonismo.

Podéis leerla aquí.

Muchas gracias, mi querida Eva, porque ha sido un regalo y porque sé que lo que has escrito es sincero.
Me alegra que te haya gustado este poemario de poesía japonesa y especialmente ese haiku de la caracola.
Es un honor para mi recibir estas palabras y contar contigo más allá de la literatura.

Y como nos dice Eva al final de la reseña: leed poesía.

30 de marzo de 2018

Anne Sexton: La furia de los atardeceres

-Imagen Anka  Zhuravleva-
Algo
frío en el aire,
un aura de hielo
y flema.
todo el día he construido
una vida y ahora
el sol desciende para
deshacerla.
El horizonte sangra
y se chupa el pulgar.
El pequeño pulgar rojo
se pierde de vista.
Y me pregunto sobre
esta vida conmigo misma,
este sueño que estoy viviendo.
Podría comerme el cielo
como una manzana
pero es mejor
preguntar a la primera estrella:
¿por qué estoy aquí?
¿por qué vivo en esta casa?
¿quién es el responsable,
eh?

(De Los cuadernos de la muerte)

26 de marzo de 2018

Haikus de cisnes

-Imagen tomada de la red-


Sereno lago
con elegancia el cisne
abre las aguas

***
En agua mansa
entre juncos y peces
un cisne nada

***
Cuando anochece
rompe la calma el canto
del cisne blanco

-Verónica Calvo-



22 de marzo de 2018

Sobre esto que llamamos vida


-Imagen Remedios Varo-
Entre lo bello
y lo inquietante:
tu espíritu.

De tu luz
a tu sombra
media un paso.

Que ahora fluye
y mañana se obstruye,
dónde queda la actitud.

Y es así
como vamos haciendo vida:
entre lo que conmueve
y lo que nos aterra.


-Verónica Calvo-

18 de marzo de 2018

Reencontrarte

-Imagen tomada de la red-
Regresar
en una noche de lluvia
y dejar que el cristal
se empañe mientras sonríes.

De fondo,
Lithium de Evanescence
y una caja de bombones
con un tremendo lazo cursi.

El aire se llena de sorpresa,
de interrogaciones
y hasta de exclamaciones.

Nos miramos.
Nos reconocemos.

Tú sí que sabes darme la bienvenida.

Y dicen que París era una fiesta

-Verónica Calvo-

(Al Capitán B,2016)

14 de marzo de 2018

Un relato en el que pocos creen

-Imagen tomada de la red-

Era su tercer mes en el nuevo trabajo y hasta ahora todo había ido bien. La noche no le imponía, la soledad y el aislamiento no le sobrecogía, ya conocía los crujidos y sonidos del viejo edificio que vigilaba, se había acostumbrado a la compañía del viejo Vigilante y sus nervios estaban más que templados y curtidos en este oficio.
   No. Él no creía en esas historias para no dormir. Jamás, ni de niño, había creído en ello. Esta es la razón por la que accedió, sin problemas, al turno de noche. Sus compañeros, un montón de susceptibles por no calificar de peor manera, le miraban con una mezcla de admiración y desconfianza. Mejor para él: solo con su radio y sin aguantar conversaciones ni fanfarronadas.
   Pero la extraña actitud de Vigilante le puso algo nervioso. Levantaba la cabeza y agudizaba el oído en ese movimiento de orejas que recuerda a una antena parabólica buscando o rastreando señal para acto seguido, encogerse y temblar como si tuviera frío. Y lo más raro: le miraba a los ojos como suplicando algo. El viejo perro era tranquilo. Hacía las rondas con absoluta normalidad a excepción del último piso, pero nada destacable. Al fin y al cabo, esa planta estaba en muy mal estado y el animal ya tenía cataratas. Cuando recorrían el largo pasillo, Vigilante casi siempre lloriqueaba quedo y tanteaba con las patas delanteras el terreno. Inseguridad, nada más. Juan pensó que el pobre bicho entraba en sus últimos días y se compadeció de él dándole unos golpecitos en el lomo.
   Otra vez ese ruido. Vigilante se escondió bajo la mesa de la garita. Juan tomó la linterna, obligó al perro a levantarse y tomó la porra que siempre le acompañaba. Miró el reloj: adelantaría la ronda quince minutos.
   De la primera planta a la quinta todo en orden. Las habitaciones cerradas con llave y ningún sonido tras ellas. Vigilante reculó en el tercer escalón y Juan tuvo que agarrarle del collar y obligarlo a subir. Sexta planta. Silencio. El perro jadeaba nervioso pegado a la pierna izquierda de Juan, que, linterna en mano y oído atento, trataba de seguir un posible rastro de aquel ruido que sonaba a arrastre de muebles y golpe de canica. Nada. Avanzó lento, atento a todo y haciendo que Vigilante le siguiera el paso. ¿Y eso? ¿Un susurro? ¿Qué ha dicho?
Juan sintió las pulsaciones disparadas. Miró al perro y este muy nervioso trató con sus movimientos bruscos, soltarse de Juan. Otra vez ese susurro y esta vez acompañado de un frío tan helador que de su boca salía vaho, como de las fauces del perro. No. Él no creía en nada de aquellas chaladuras que contaban sus compañeros.
   Trató de calmar al perro, pero este consiguió zafarse y huyó escaleras abajo emitiendo alaridos. Masculló una blasfemia y se volvió, iluminando el frente a la vez que echaba mano a la porra.
   Y allí estaba. Un niño pequeño de otra época flotando en el aire, tan blanco como un sepulcro a la luz de la luna, sus ojos dos cuencas negras vacías, susurrando algo que no entendía y sin pies. Ese niño no tenía pies pues se difuminaba de cintura para abajo hasta hacerse traslúcido. Y de pronto, cesó. Desapareció la visión, el frío y la estupefacción.
   No. Él no creía en esas historias para no dormir. Jamás, ni de niño, había creído en ello. Pero entonces, ¿qué era eso que había visto?


-Verónica Calvo-

10 de marzo de 2018

Máximas mínimas 3

-Imagen tomada de la red-

Un sábado cualquiera, 
tuve una cita con la incertidumbre.
Y encaminé mis pasos lentos, 
hacia un encuentro entre atasco y frío.
No quise pensar que tal vez el atasco
y el frío eran una metáfora.

La noche se me antojaba interesante.
Me anestesiaba del ruido, la gente, 
las angustias 
y todas las consecuencias.

Y desde entonces,
tengo una noche 
atravesada en la memoria.

 -Verónica Calvo-


6 de marzo de 2018

La preparación

-Imagen Leonor Fini-

Recogían mis cabellos
y los perfumaban.
Rosas, lilas y jazmines
en el agua donde me bañaban.
Las mujeres volaban en sus faldas
y otras se mecían en el agua.
Reían y suspiraban
y todo era una fiesta.
Yo, ausente,
cerraba los ojos
y lloraba para dentro.
Trenzaban el velo a mi pelo
y cantaban sus tonadas.
Yo, con el agua al cuello
quería ser calima evaporada.

¡Ya llega el momento!
gritaban y danzaban.
Me secaron con lino nuevo
y de nardo me vistieron.

El sol oculto tras un sueño
cedía su vida al ocaso.
Camino del sacrificio voy
como mandan mis ancestros.

-Verónica Calvo-

(Fue publicado en este blog el 23 de agosto de 2012)

2 de marzo de 2018

Tanka de la noche y la soledad

-Imagen tomada de la red-


En esta noche
se avivan los recuerdos
afuera llueve
mi corazón se anuda
cuánta soledad siento

-Verónica Calvo-