-Imagen katia chausheva-
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Turbia la mirada,
fría su piel de espuma.
Descalza por la orilla
arrastra encajes deslucidos.
Ondea el enmarañado cabello,
cubierto de algas,
al insistente viento de poniente.
Su memoria habita
poemas de Pizarnik.
Acuna en su pecho
dos piedras negras
pulidas por la resaca.
Traslúcida, casi etérea,
es espectro de sí misma.
Quiere volar como gaviota,
ser viento mistral,
asolar desilusiones.
Volver a la línea
curva del horizonte,
renacerse en el reflejo
de la luna bañada en mar.
Y sigue su paseo por la orilla.
Avanza el ocaso y asoman
las primeras estrellas.
La mujer solitaria y ausente,
desdibuja su silueta
al amparo del olvido.
-Verónica Calvo-
10 comentarios:
El poema es fascinante.
La mujer, también.
Besos.
Un retrato perfecto de mujer en el que apenas la vemos con los ojos porque nos quiere dejar espacio a la imaginación. Hermoso en cualquier caso.
A esa mujer es imposible que la ampare el olvido...
Con esas alas, volverá a volar, contra cualquier viento, y mil mareas, renacerá, en otros luceros que la bañen de mar...
Un beso, cosa guapa!!
aplausos Verónica
un poema total
felicitaciones
abrazos de sol
Me resulta de mucho gusto el poema, amiga.
Abrazos
Fascinante. Es imposible no verla.
Un beso.
Solitaria y ausente.
Magnífico retrato.
Un beso, querida poeta.
un gran retrato de mujer que nunca será vencida. vaya a dónde vaya y esté en dónde esté.
muy buena
Magnífico poema-retrato. Se visualiza de forma magistral.
Abrazo.
Bellísima y magnifica descripción de esa mujer anónima! Saludos
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