4 de diciembre de 2015

Carta a la RAE



Buenas noches RAE,
   A veces asisto atónita a sus recomendaciones. Ustedes, que tan defensores son de la lengua castellana, que no admiten palabras, o si lo hacen, es a regañadientes (ya les escribiré otra carta al respecto), no entiendo esta dejadez con las maravillosas tildes diacríticas que enriquecen nuestro idioma.
  Hay tildes necesarias para enfatizar. Lean lo siguiente:
 «Estaba solo esperando en la esquina».
 ¿Qué entienden por ese «solo»? ¿Esperaba solo, es decir, sin nadie, o solamente estaba esperando?
 «Mi hermano, el que vive en el este, me dio este regalo para ti. El mío es este».
Aquí no he tildado; lean ustedes y sitúense.

Sí, ya sé que en un contexto se entiende, pero perdónenme que insista: esas tildes diacríticas que recomiendan no utilizar, marcan la diferencia.
Sentiría mucho que acabáramos perdiendo las tildes diacríticas por «comodidad», que yo las aprendí en E.G.B y aquí me tienen: sin trauma alguno y feliz de conocerlas.

Pienso seguir con «sólo» y demás tildes diacríticas en pronombres que ustedes recomiendan no usar.
   Y cómo me digan que «la RAE dice que», contestaré que la RAE dice y desdice a su antojo.
   Sin más, reciban un cordial saludo.


Extraído de la RAE. No se pierdan el final:


[…}Sin embargo, ese empleo tradicional de la tilde en el adverbio solo y los pronombres demostrativos no cumple el requisito fundamental que justifica el uso de la tilde diacrítica, que es el de oponer palabras tónicas o acentuadas a palabras átonas o inacentuadas formalmente idénticas, ya que tanto solo como los demostrativos son siempre palabras tónicas en cualquiera de sus funciones. Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, la de no tildar nunca estas palabras. 
Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio contexto comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función del cual solo suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos reales en los que se produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de despejar son raros y rebuscados, y siempre pueden evitarse por otros medios, como el empleo de sinónimos (solamente o únicamente, en el caso del adverbio solo), una puntuación adecuada, la inclusión de algún elemento que impida el doble sentido o un cambio en el orden de palabras que fuerce una única interpretación.





29 de noviembre de 2015

Lugar seguro


Hay un lugar seguro,
donde todo se palpa tras un velo.
La mente, líquida, el corazón, éter.
Iriscencias y resplandores,
fugaces luces entre nubes.
Hay alas, caricias soñadas
y la fragilidad se deshace como escarcha.
Grande es el alma
que tiene un jardín privado
donde encuentra calma.

-Verónica Calvo-


25 de noviembre de 2015

25 de Noviembre (3)

Calla.
Vergüenza.
Humillación.

Calla.
Disimula.
Oculta.

Nadie sabe de su pena,
del interior desquebrajado,
de sus días silentes
y sus noches ausentes.

Palabras-dardos
minan su moral.
Golpes y más golpes.
Señales en su cuerpo.
Mapas de sufrimiento
que ignoramos. Tabú.

 Y se dice frente al espejo
mientras el agua borra lágrimas:
No duelen los golpes.
Duele el amor cuando se rompe.

Cliché:
            -Los hombres no lloran.
                   Son fuertes, mandan, dominan.
                       ¿Quién lleva los pantalones?...


          
-Verónica Calvo-


-Imagen tomada de la red-



21 de noviembre de 2015

Volar hacia el olvido





Volar.

Alcanzar las altas atalayas

perdidas entre nubes,

y así, dormitar en el olvido.


-Verónica Calvo-





-Imagen Elena Dudina-

17 de noviembre de 2015

Amores perros



Linda y Tobías ansiaban verse, como cada día, en el parque.
Pero Tobías había tomado una decisión, y ese sábado, buscó con la mirada lánguida, a Linda. Tras saludarse efusivamente y dándose, a  escondidas un beso con prisas, corrieron a refugiarse bajo los sauces del estanque.
   —Linda, he estado pensando en nuestra relación.
   —Oh, Tobi, creo que no me va a gustar lo que vas a decirme, lo veo en tus ojos y lo siento en el tono de tu voz.
   — No es fácil para mí, créeme. Esto de vernos como mucho veinte minutos a diario está acabando conmigo. Estoy tan ansioso que apenas atiendo a juegos, carantoñas y lo más preocupante, a la comida. Interrumpen como si fuera algo peligroso nuestros momentos de intimidad. Así que, mi querida Linda, intentaré por todos los medios llevarle al otro parque.

En ese momento empezó a llover y se escucharon voces a lo lejos que les llamaban con insistencia.

 Linda tomó su hueso de goma amarillo y escondiendo la cola entre las patas, trotó al encuentro de Alicia.


-Verónica Calvo-

-Imagen tomada de la red-



13 de noviembre de 2015

Encierros y exilios


Pobres princesas aquellas,
en sus altas torres
húmedas, frías, insalubres.
Tan aburridas,
eternamente cosiendo
para no suicidarse
contra su desidia.
Un día igual a otro
y el otro como el siguiente.
Ajadas y polvorientas,
olvidadas como un viejo
vestido al fondo del armario.

Y yo, emperatriz de mi mundo,
tengo una habitación calentita,
llena de libros amigos,
y el ordenador siempre a mano.
Escribo, veo películas,
escucho música.
Me entretengo,
y de tanto en tanto,
me visitan
para ver si sigo viva.

Cómo han cambiado los encierros y los exilios,
ya sean involuntarios, o voluntarios.

-Verónica Calvo-


-Imagen: Nicoletta Ceccoli-