-Imagen tomada de la red-
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Me
pregunto
cuántos
estarán
al
echar el cierre en el ocaso.
Y
me sonrío ante la respuesta
que
ya conozco.
Tantos
halagos
a
día uno de mes,
tantas
patadas
al
final del mismo.
¿Dónde
está
el
cariño que proclamaron
cuando
rubricaron el comienzo?
¿Qué
vendavales les mecieron
y
alborotaron los laureles?
De
nuevo, sonrío.
Meras
palabras esparcidas al poniente.
Formalidades
que resbalan
por
mi a n ch a espalda.
-Verónica
Calvo-
13 comentarios:
Cuántas personas te halagan y te dan la patada en el día a día.
la hipocresía impera y se olvidan de lo que uno hace por el otro.
siempre les parece poco.
un poema como la vida misma.
Patricia
Y es cierto lo que dices, por desgracia.
Un abrazo.
No siempre debemos dejarnos llevar por la hipocresía que nos rodea, tambien podemos darle la espalda.
Besos
Se me da muy bien el poema, amiga. Lo logras con gusto.
Abrazos
Quedarán los de verdad, los que te quieran de verdad.
Eso es lo bueno.
:)
Nunca olvidaré aquella Nochebuena que te vi y vine a verte, algo inolvidable para mí ...
Un beso, querida amiga.
Así es el mundo Verónica.
Una puta selva de mierda llena de humanos egoístas y peligrosos.
Besos.
Sin embargo quiero creer que algo queda,algo inmutable y precioso que dejamos.. una huella que será visible solo para aquellos que nos amaron de verdad!
Un abrazo!
Cuando sienten que el navío se hunde, ahí están las ratas, para escapar despavoridas o acabar por devorar lo poco que quede.
Un abrazo, preciosa.
Me gusta la forma en que respondes a todo eso. Con tu espalda. No hay mejor forma. Dar la espalda a lo que nos disgusta es pasar de página y caminar en la dirección apropiada, la nuestra. Dirigirnos a los que si nos merecen. Otro gran poema de los tuyos. Un abrazo, Verónica.
A estas alturas de la vida, mi querida Vero, lo importante es darnos cuenta, que cuando ya no están es porque nunca estuvieron, y que por sobre todas las cosas, sigues siendo TU.
Un gran abrazo, de frente, de los de siempre.
Quier creer que hay amigos sinceros que siempre están a tu lado. y a los que se van, pues que sean felices...
besos
Todo pasa y todo queda, Verónica y entre tantos pasares pensares y pesares me quedo con tu tercera estrofa:
¿Dónde está
el cariño que proclamaron
cuando rubricaron el comienzo?
¿Qué vendavales les mecieron
y alborotaron los laureles?
De nuevo, sonrío.
Grandioso.
Estoy de acuerdo contigo.
Cierto... y eso pasa en muchas ocasiones porque hay seres generosos que dan a otros lo que no merecen.
¡Besos!
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