9 de marzo de 2014

Aplausos


   El aplauso es por lo general una recompensa de lo ignoto. Puede sonar aislado o como un coro imponente de palmas. Sobreviene como el ámbar y a veces tiene color de profecía. Puede ser una peligrosa tentación o también un azoro de la humildad.
   Cuando provoca jaqueca o dolor de garganta, es porque no estamos preparados para el rito.
   Si el aplauso es un alrededor, vale la pena alzar el vuelo. No para siempre, por un rato, medir de lejos la eclosión, sin repentina vanidad y sin falsa modestia.
   Como el aplauso viene de las sombras hay que pensar por qué. De todos modos uno los colecciona: cuelga algunos en el corazón y otros en el perchero.
   El aplauso puede ser un mensaje, un empeño, un galardón, pero también una lástima, un golpe de ironía. Puede venir de tres amigos generosos o de un estadio repleto.

   De todos modos, hay que aprender a vivir sin aplausos, o sólo con el aplauso de la conciencia espontánea y veraz.

18 comentarios:

lichazul dijo...

pues las veces que he recibido aplausos me siento rara, incomoda , es como una avalancha forzosa como un eco y no sé donde poner las manos , ni hacia donde mirar , todo es un retumbar de ojos sobre uno

besitos

Sergio dijo...

Repaso más enciclopédico que un ensayo científico sobre el aplauso. Qué gran texto. Lo que me gusta de la poesía incluso cuando se disfraza de prosa es lo mucho que da en tan breve espacio.

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

Muy buen texto de Benedetti.
No tengo problema por los aplausos, si me los dan bien y si no, pues también, yo seguiré siendo la misma, pero es cierto que a nadie le amarga un dulce y si te ayuda a seguir, bien venidos sean.
Gracias Verónica
Un beso de ternura
Sor.Cecilia

TORO SALVAJE dijo...

Aquí los únicos que aplauden son los vacíos.

Besos.

Anónimo dijo...

SABIAS PALABRAS DE UN GRANDE.
GRACIAS.
BESOS

Rafael dijo...

Razón tenía Benedetti en esa reflexión sobre los aplausos.
Un abrazo.

MAR dijo...

Te aplaudo por traernos a un grande.
Bss

Cris Hocicos dijo...

Muy buena razón sobre los aplausos.

Un beso^^

Mª Jesús Muñoz dijo...

Me parece muy acertado...Los aplausos no siempre nos llegan al corazón. A veces la conciencia nos aplaude o alguien entrañable, que sabe valorarnos de verdad...Los aplausos a veces, sólo son costumbres,ritos e hipocresías.
Mi gratitud por tus buenos textos y poemas, Verónica.
Mi abrazo grande y mi cariño
Feliz semana, amiga.
M.Jesús

Trini Reina dijo...

No conocía este teto de Benedetti, y me ha gustado mucho.
Yo creo que cada cual acepta o rechaza, se violenta o envanece con el aplauso según su propia esencia.
El humilde a su humilde manera y, el vanidoso, con la vanidad exaltada y el ego en la cumbre.

Besos

Amanecer Nocturno dijo...

Me cuesta mucho recibir halagos y los aplausos focalizan tanto la atención en el aplaudido que siempre termino bajando la mirada... Pero a largo plazo sí que me gustan :)

Un abrazo.

✙Eurice✙ dijo...

El aplauso ese batir de manos como su fueran alas que se van volando, tan efímeros, tan deseados y incluso odiosos por aquellos que no los llegan alcanzar.
Te extraño Ananda!

J.R.Infante dijo...

Me quedo con el último párrafo. Un aplauso para tí por traernos un texto tan rico.
Besos

José Manuel dijo...

"La vida es una obra de teatro que no permite ensayos...Por eso canta, rie, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida...antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos."
CHARLES CHAPLIN


una chica de ojos marrones dijo...

que maravilla!!
gracias por traerlo!!
muchos besos!!!

tecla dijo...

En lo que a mi respecta, el único aplauso en el que creo es en el de la propia conciencia, aunque dudo en si no debería de ser corroborado por el aplauso de los demás.
Nadie puede verse a sí mismo desde la lejanía.

Qué bien elegido el tema, Verónica.

Sneyder C. dijo...

Me ha gustado la acertada reflexión que hace Benedetti.

Un inmenso y cálido abrazo

LA ZARZAMORA dijo...

Es tan cierto que colgamos algunos pocos en el corazón y muchos en el perchero... con el paso de los años, sólo escuchas los espontáneos y veraces.
Besos, mi niña bella.