-Imagen Elena Dudina-
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Pasear a la última hora del estío.
Silencio, soledad y respirar.
Observo desde Extraño Mundo
el ir y venir de mis ideas.
Allí, donde el viento
despeina los olvidos.
Allí, donde acaricio
el cielo y sus incógnitas.
Y entonces sucede.
Siento que elevo mi mente
entre calima vespertina,
y dejo los dolores,
las angustias anidadas
y todo lo que me hace débil.
Todo está en calma.
Todo está bien.
Vuelvo de mi mundo.
-Verónica Calvo-