7 de octubre de 2019

La noche trae calma

Donde el día abraza a la noche,
fina línea del horizonte,
mi espíritu cimbrea.
Coro de estrellas blancas,
sinfonía placentera,
me uno al canto de ellas.

De este velo azabache,
desprendido del cielo,
recojo el misterio.
Ardo y me rehago,
en esta sutil evocación,
donde la paz abarca
el contenido de este cuerpo,
cansado del día saturado
de obstáculos y palabras.

Donde la noche,
me abraza y despoja
de tanto tanto,
siento que soy lo que Yo Soy,
presencia muda amplificada.

Mis palabras, abandonadas.
Luchas vencidas, otras, ganadas.
Del horizonte perdido,
en la noche, hay calma.

-Verónica Calvo-

22 de septiembre de 2019

Regresar

-Imagen tomada de DeviantArt -

Regresar es siempre
volver al lugar que haces tuyo,
y sentirlo lejano,
                       ajeno,
                              extraño.
Miras las paredes,
los libros (estos son fieles),
y los recuerdos en alguna balda
de la estantería, ahora, anodina.
Lo tirarías todo
(menos los libros, ellos no mienten),
y harías de tus paredes un grafiti
con olas y gaviotas;
con helechos y musgo del verde bosque.

No haces nada,
porque sabes que volverá la pátina.
La rutina del vivir día a día,
la inercia del tiempo muerto,
entre pagar facturas y sobrevivir domingos.

Te acercas a la estantería
y elijes un libro
(los libros siempre te auxilian)
mientras esperas reconocer,
todo esto que es tan tuyo como ajeno.

-Verónica Calvo-

9 de septiembre de 2019

Raíz

-Imagen tomada de la red-
Regresar a la raíz;
a lugares familiares
y recordar, palabras,
de la infancia de mi madre.

Pasear bajo la lluvia,
siempre presente,
en el inmenso cielo norteño.

Dejar huellas,
en la húmeda arena,
de una playa desierta.
Ser gaviota mecida por el viento.
Volver a ser sal y tierra.

Volver al instinto primordial.
Al lugar mágico,
donde no hay galerna.

Regresar a la raíz,
de una alta sequoia,
que me representa.

Volver, es regresar
a esta raíz,
cubierta de sueño y espera.


-Verónica Calvo-

19 de agosto de 2019

Punto final

-Imagen Brooke Shaden-
Los poemas,
que te escribí,
saturada de palabras,
con los libros
que me regalaste,
están guardados.

Mis paisajes solitarios
y tu imposición,
de sol en vez de luna,
están (casi) olvidados.

Las cenizas, esparcidas.
 -Ahora, oda a la vida-.

Tus tiempos muertos.
      Mis tiempos vivos.

Atrás queda,
un borrón oscuro,
diluido en esta luz,
del nuevo camino.

-Verónica Calvo-