-Imagen
(detalle) Christian Schloe-
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Que
leen un nick
y
la imaginación vuela
saturando
los rincones insatisfechos.
Reverbera
como un lucero
adornando
la eterna noche solitaria.
Nick
que se hace nombre. Inspira,
eleva,
rescata, revive y resuena.
En
sus cuerpos tiembla y desea.
Y
no saben quién
tras
ese nombre se esconde,
vive,
sueña, ofrece o perece.
El
deslumbramiento
refleja
el vacío, el hastío,
el
aburrimiento de la vida,
o
su falta de ella.
Y
no lo dudes que llegará el día,
y
sobre todo la noche,
en
que ese nick/nombre
se haga la
más brutal realidad
y
no sea ese lucero maravilloso
que
inventaron en sus expectativas.
De
ahí al desencanto
y, por ende, al drama,
mediará
un segundo
y
serás responsable subsidiario
de
toda la ira que puede habitar
en
un corazón humano.
-Verónica
Calvo-