12 de septiembre de 2014

Niño blanco






Un niño blanco de algodón descansa en una nube. Contempla el cielo azul en este estío despejado. En sus ojos se refleja la luz de la tarde y la suave brisa deshilacha su figura.
Feliz él no ve otras nubes que se acercan por el norte del mismo cielo donde se mece.
Este niño blanco, algodón deshilachado, no sabe que él mismo es una nube. 
Ríe al sentir el frescor que le compone: gotas diminutas de agua, condensación de vapores.
Poco a poco se desvanece, contento, inconsciente de él mismo, asombrado del mundo que le contiene.
Y le miro desde mi ventana... es apenas ya una línea en el cielo azul inmenso mientras las nubes del norte, grandes, blancas, como ovejas esponjosas, van poblando mi mente en la pareidolia de sus formas.

Verónica Calvo


-Imagen tomada de la red-

22 comentarios:

Verónica Calvo dijo...

Paso a leerles pronto.
Disculpen mi ausencia, me falta tiempo.
Buen fin se semana a todos, y gracias por sus comentarios.

lichazul dijo...

cuanta ternura asomada entre las letras Verónica
te imaginé observando aquellas nubes y dejando volar la imaginación como lo hacía Heidi la de los Alpes (serie de dibujos animados)

besitos y feliz fin de semana

José Manuel dijo...

Dejarse llevar por la imaginación cuando observamos las nubes, un hermoso ejercicio para la ilusión.

Besos

Joaquín Galán dijo...

Este bello escaparate de nubes en el cambio de estación dispara la imaginación de quien, como tú, sabe ver más allá de la simple imagen.Yo también suelo jugar con ellas a menudo, es divertido.

Abrazos.

MAR dijo...

Qué buena eres escribiendo¡
Quien fuera niño o nube, o ambas cosas.
Bss

Verónica Calvo dijo...

De Patricia Hernández por e-mail:

Te diré tu “niño blanco”, simplemente delicioso, qué ternura. Te apetece abrazar a la nube y no soltarla. Interesante el matiz de la composición de la nube, refrescante. El final también, la mirada de la mente humana y sus nubarrones.
Si, me ha gustado y además es diferente, único.

Entre palmeras... dijo...

Sensible y tierno, como tú misma desde una nube blanca.

Abrazos, Vero

Sergio dijo...

Qué original. Y qué dificil rebuscar entre lo que ves para sacar lo que los demás no habíamos visto hasta ahora. Una visión única.

AdolfO ReltiH dijo...

LINDO... ERES MUY SENSIBLE...!
REBESOSSSSS

andressanchezphoto.blogspot.com dijo...

Después de realizar un recorrido por tu blog, he quedado gratamente sorprendido, pues la belleza de tus publicaciones lo merecen, por tal motivo, tengo que felicitarte.

Enhorabuena y un afectuoso saludo desde Gran Canaria.

Hasta muy pronto.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Me encanta tu prosa poética, Verónica...Has dejado salir a tu niña blanca y columpiarse feliz en una nube, olvidándose del tiempo y acariciando el instante eterno...Tu espíritu te lo ha agradecido y todos nosotros por retornarnos a la infancia, a la inocencia...
Mi abrazo y cariño, amiga.
Feliz domingo, Verónica.
M.Jesús

TORO SALVAJE dijo...

No sé... a mi me da pena.
Imagino un niño que murió.
Eso si, es muy bonito lo que has escrito.

Besos.

Darío dijo...

Hagamos un hermoso cordón para el niño blanco!!!

Rosa dijo...

Muy tierno, me gusta.

Ya realicé el pedido. Te avisaré cuando llegue.

¡Muchos besos!

Bluemīnda dijo...

Hoy han pasado varios niños blancos también, por mi verntana.

Un abrazo!

Calma en días de tormenta (Darilea) dijo...

Ternura o como dice Toro un toque de tristeza.
Besitos Verónica, te dejo un abrazo también :)

J.R.Infante dijo...

Tierno de principio a fin, aunque tengo que reconocer que ante la "pareidolia" me quedé transpuesto, hasta que acudí a google.
Un abrazo,Vero.

Marisa dijo...

Las nubes son a veces
bella fuente de inspiración.

Un beso

La sonrisa de Hiperion dijo...

Estupendo, pasar por tu casa.

Saludos.

Verónica Calvo dijo...

De Carolina Calvo por e-mail:

es adorable, con tanta ternura…… me recuerda a cómo veía yo a Arturo y a Mario recién nacidos.

Tracy dijo...

Me resulta triste, lo asocio con el cielo, ¿es así?

LA ZARZAMORA dijo...

Nubes, nubecitas y nubarrones... asociaciones de ideas confusas y tiernas que en el firmamento de nuestra nebulosa congregan un mundo tan etéreo como efímero en sensaciones, pero tú lo dices haciéndonos soñar...

Besos, preciosura.