17 de diciembre de 2015

Titanic: la exposición



Interesante exposición sobre el famoso transatlántico británico que tanta literatura, canciones, películas y debates ha inspirado desde su hundimiento en 1912.

Podemos contemplar cerca de 200 objetos originales, algunos de ellos nunca expuestos, y entre los que se encuentra una pieza original que inspiró a James Cameron para crear la joya de ficción de Gerga Lindell, pasajera del Titanic,  y su anillo original. También relojes parados en la hora del hundimiento, documentos e imágenes originales cedidos por familiares de pasajeros, las cartas escritas por el primer oficial William Murdoch.

Fieles recreaciones de partes interiores del buque nos llevarán a recorrer un pasillo de primera clase para observar camarotes.

Un audio-guía con testimonios originales de pasajeros guía a los visitantes por los más de 1.500 metros cuadrados de la sala de exposiciones en este viaje al pasado. También conoceremos la concepción y construcción del Titanic hasta el estado actual de sus restos a casi cuatro kilómetros bajo el mar.

Sala de exposiciones Fernán Gómez, Centro Cultural de la Villa (Madrid)

Plaza de Colón, 4

Precios:

Lunes: 6€

Martes a viernes: 10 €

Sábado, domingo y festivos: 12€

Pack familiar: 37€

Grupos escolares: 5€

De 10:00 a 20:00 h. Los últimos visitantes en entrar pueden permanecer hasta las 21:30 h.


Hasta el 6 de marzo de 2016


13 de diciembre de 2015

Niebla


Avanza la niebla
imperiosa y decidida.
Traga el campo.
No hay paisaje.
Muro grisáceo,
sólido y vaporoso.
Roza mi cara
una nube desprendida
de su esencia.
Se deshilacha
como hebras
de algodón de azúcar.

Húmeda atmósfera
me rodea
con su manto.
Cuelgan leyendas
de sus jirones.
Son atávicas,
ancestrales y profundas.
Esta caricia fría
sobrecoge el alma.
Todo es denso. Nada se ve.
Todo lo traga. Me traga.

-Verónica Calvo-


-Imagen tomada de la red-

9 de diciembre de 2015

Almudena Guzmán: Nada




Nada.
No pegaba nada con tanta lluvia,
esa chaqueta de angorina rosa y botones de nácar
que él me regaló.

Tampoco encendimos una velita al apóstol,
porque un niño a nuestro lado acababa de darse un cabezazo
tremendo contra la pila bautismal,
y que hubo que consolarlo hasta que llegaron sus padres.

El museo nos desilusionó.
Yo me puse rara y él venga a mirar al cielo,
y al final un paseo dudosamente conciliador por los
soportales
-basta que a mí me hicieran gracia los punkies, para que
a él lo escandalizasen-,
después de mi vaso de leche y su maniática ginebra 
"MG con Schweppes de naranja, por favor".

Ah,
se me olvidaba contaros
que el frío fue la nota predominante del día
y que la noche, a pesar de todo, la pasamos juntos.

Espalda contra espalda.


-Almudena Guzmán-

-Imagen: Paula Bonet-

4 de diciembre de 2015

Carta a la RAE



Buenas noches RAE,
   A veces asisto atónita a sus recomendaciones. Ustedes, que tan defensores son de la lengua castellana, que no admiten palabras, o si lo hacen, es a regañadientes (ya les escribiré otra carta al respecto), no entiendo esta dejadez con las maravillosas tildes diacríticas que enriquecen nuestro idioma.
  Hay tildes necesarias para enfatizar. Lean lo siguiente:
 «Estaba solo esperando en la esquina».
 ¿Qué entienden por ese «solo»? ¿Esperaba solo, es decir, sin nadie, o solamente estaba esperando?
 «Mi hermano, el que vive en el este, me dio este regalo para ti. El mío es este».
Aquí no he tildado; lean ustedes y sitúense.

Sí, ya sé que en un contexto se entiende, pero perdónenme que insista: esas tildes diacríticas que recomiendan no utilizar, marcan la diferencia.
Sentiría mucho que acabáramos perdiendo las tildes diacríticas por «comodidad», que yo las aprendí en E.G.B y aquí me tienen: sin trauma alguno y feliz de conocerlas.

Pienso seguir con «sólo» y demás tildes diacríticas en pronombres que ustedes recomiendan no usar.
   Y cómo me digan que «la RAE dice que», contestaré que la RAE dice y desdice a su antojo.
   Sin más, reciban un cordial saludo.


Extraído de la RAE. No se pierdan el final:


[…}Sin embargo, ese empleo tradicional de la tilde en el adverbio solo y los pronombres demostrativos no cumple el requisito fundamental que justifica el uso de la tilde diacrítica, que es el de oponer palabras tónicas o acentuadas a palabras átonas o inacentuadas formalmente idénticas, ya que tanto solo como los demostrativos son siempre palabras tónicas en cualquiera de sus funciones. Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, la de no tildar nunca estas palabras. 
Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio contexto comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función del cual solo suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos reales en los que se produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de despejar son raros y rebuscados, y siempre pueden evitarse por otros medios, como el empleo de sinónimos (solamente o únicamente, en el caso del adverbio solo), una puntuación adecuada, la inclusión de algún elemento que impida el doble sentido o un cambio en el orden de palabras que fuerce una única interpretación.