Olvidad
que hubo una guerra
y
que las cunetas siguen llenas.
Que
nadie desentierre el pasado.
Cubrid
con una pátina de ceniza
vuestra
rabia o prepotencia.
Que
hubo Trece Rosas
y
para otros cuarenta magnolias,
que,
para el caso del oprobio, ¿es lo mismo?
Míralos
debatir desde
su alta cima.
Que
si la casta y
en el fondo,
burgués
y tradicionalista,
que
si sentaron a
una Infanta
y
a un presidente del (des)gobierno
en
un banquillo y
de rosas les vistieron,
que
si te acuerdas
de
tantos nombres de corruptos
que
van cayendo en el olvido,
-y
te preguntas si entraron a la cárcel-,
muñecos
de vudú
cerrando
sus ojos con vergüenza
ante
la insistencia de su dueña,
en
negar lo evidenciable,
desde
un despacho de ayuntamiento,
que
si te amordazo con la ley
y
te multo y te hundo.
Sentencias
de la Edad Media.
Que
no se legisla en caliente.
Que
un calentón, de estos
del
enfado, nunca fue bueno.
Pero
en frío tampoco se legisla
para
que nadie cambie.
Petrificados
en la vergüenza,
en
lo indigno y el desamparo.
Y
por si no tenías suficiente
bilis
que tragar durante el día,
morderán
tu yugular
si
permites suscripciones en tu blog;
si
te publicitas o linkeas
a
una web con tu producto.
Te
van a sangrar
en
nombre de la Protección.
Las
alimañas siguen sueltas.
Pero
qué es esto.
Me
asombra la capacidad
de
tragar que tenemos
en
este país de oscuridades arrastradas.
-Verónica
Calvo-