El enfrentamiento absurdo
que no busco
y en el que me debato.
El silencio que me imponen
y que rompo con firmeza.
Las palabras que muerdo,
que trago o escupo.
Por lo que ya no paso.
Por lo que ya no trago.
Por lo que no es mi vida.
De nuevo a empezar,
con la mirada cansada,
la salud deteriorada
y la credulidad evaporada.
Será respirar el humo de los días
qué verdad…
esperando al piadoso velo del olvido
qué mentira.
-Verónica Calvo-