-Imagen Christian Schloe-
Moría el día
regalando un cielo
naranja.
Un poco de viento
trajo el aroma
del bosque.
Desde la cima,
el mundo alejado
era un espectáculo.
En silencio,
lo contemplamos.
Tu mirada, profunda,
perdida en algún
punto entre el mundo
de las formas
y lo intangible.
Así estuvimos callados.
Sintiendo
el roce del paso
del tiempo en el no tiempo.
El cielo
vestido de estrellas
nos envolvía
en su velo vaporoso.
La noche hervía.
Los seres del bosque
cantaban a la luna.
Ser.
Existir.
En tu corazón
y en el mío,
el secreto
de todo lo que vimos.
Verónica Calvo
ISNI: 0000 0005 0390 9911
6 comentarios:
Un velo misterioso en ese momento justo del día en que el sol cede su luz a las estrellas, en esa soledad, alejada del mundanal ruido, se puede sentir la magia de lo intangible; existe, es...
Precioso poema, Verónica.
Disfrutando de un día invernal: lluvía, frío, cálida lana para protegerse del frío y tu poema. ¿Se puede pedir más?
Miles de abrazos
Ay, Maite, eres un sol 🙏
Ese momento es único.
Precioso día hoy. La lluvia nos canta y el frío nos invita a vivir de una manera más cálida, más allá de la metáfora. Lástima que los días alarguen.
Más miles de abrazos para ti, querida amiga.
Entre dos las palabras a veces sobran, cuando esa conexión ocurre la Natura lo atestigua sutilmente y lo guarda para solo quienes fueron protagonistas
Besitos y buena semana Verito, muchas gracias por tus comentarios 💐☺️👏
Así es, Elisa. Cuando ocurre, las palabras no alcanzan. Magnitud de lo insondable.
Gracias, siempre, a ti.
Buena semana. Que fluya.
Besos!!!
Debió ser mágico ese momento.
En tu corazón ahí sigue y ha brotado como bello poema.
Besos.
Momentos mágicos que siempre quedan. Todos y cada uno de los anocheceres vividos en la cima de la montaña, quedan.
Este fue muy especial. Los lobos cantaban a la luna. Todo cobró vida. Una sola respiración.
Bss.
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