“Firmin” de Sam Savage, es uno de
mis libros favoritos.
Cargado de sinceridad, ternura, dramatismo y cruda
realidad. Firmin se mete en el alma del lector, que no podrá por menos que
verse reflejado en sus sentimientos y reflexiones.
No estoy de acuerdo con algún dato de la sipnosis de la contraportada, pero no voy a hacer spoiler, así que ahí queda.
De la contraportada del libro:
"Nacido en el sótano de una librería
en el Boston de los años 60, Firmin aprende a leer devorando las páginas de un
libro. Pero una rata culta es una rata solitaria. Marginada por su familia,
busca la amistad de su héroe, el librero, y de un escritor fracasado. A medida
que Firmin perfecciona un hambre insaciable por los libros, su emoción y sus
miedos se vuelven humanos. Original, brillante y llena de alegorías, Firmin
derrocha humor y tristeza, encanto y añoranza por un mundo que entiende el
poder redentor de la literatura, un mundo que se desvanece dejando atrás una
rata con un alma creativa, una amistad excepcional y una librería desordenada.
-Firmin no es un ratoncito humano,
sino un ser humano en un cuerpo de rata. Esto lo hace áspero, patético, incómodo,
sin la menor concesión al infatilismo y auténticamente poético. – Eduardo Mendoza-"
... Y empieza así:
"Siempre imaginé que la crónica de mi vida, si acaso alguna vez llegaba a escribirla, tendría una primera frase excelente: algo lírico, como "Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas" de Navokov; y, si no me salía nada lírico, algo arrollador, como "Todas las familias felices se asemejan, pero cada familia desdichada, es desdichada a su manera", de Tolstoi. La gente recuerda estas palabras incluso cuando ya ha olvidado todo lo demás que hay en el libro. (...)"
Todo lo que viene a continuación es una gran historia que estoy segura que os gustará si no la conocéis.
(Imagenes: ilustración interior del libro y portada del libro; tomadas en la red)