22 de octubre de 2020
8 de octubre de 2020
Quiero
-Imagen
tomada de la red-
Quiero
tu mirada,
aquello
que ocultas
y
te hace entre la sombra.
Quiero
campar por el campo
de
tu escarcha.
Dame
el canto de tu fuente;
déjame
que en él duerma,
aunque
la hiedra me devore.
Quiero
esa mirada tuya,
la
que es derrota y victoria.
Quiero
transitar tus primaveras,
en la espera de este invierno,
que
llegará, llenándolo todo.
Déjame
tendida al sol
mientras
me miras desaparecer,
en
el murmullo de tu fuente.
Dame
todo
aunque
nada quiera.
Y
aunque nada quiera,
sabes
que de ti, lo quiero todo.
-Verónica
Calvo-
aquello que ocultas
y te hace entre la sombra.
Quiero campar por el campo
de tu escarcha.
Dame el canto de tu fuente;
déjame que en él duerma,
aunque la hiedra me devore.
la que es derrota y victoria.
Quiero transitar tus primaveras,
en la espera de este invierno,
que llegará, llenándolo todo.
Déjame tendida al sol
mientras me miras desaparecer,
en el murmullo de tu fuente.
aunque nada quiera.
sabes que de ti, lo quiero todo.
2 de octubre de 2020
Lluvia en el cristal
-Imagen tomada de la red-
Al
silencio roto
por
la lluvia contra los cristales,
lo
llamábamos felicidad.
Jamás
nos sentíamos solos.
En
nuestra orilla,
el
sol nunca se velaba por la bruma.
Leíamos
poemas de Ginsberg
y
dejábamos que el mundo orbitara a su manera.
Hubo
una tormenta.
Una
huida hacia delante.
Quedó
el tiempo como un destiempo prematuro.
Ahora
solo hay ruido.
Y
nubes que corren por el cielo.
Silencios
que son vacíos,
porque
desde que te fuiste,
la
lluvia contra el cristal,
se
llama añoranza.
-Verónica
Calvo-
23 de septiembre de 2020
Sam Shepard: de Crónicas de motel
-Imagen tomada de la red-
Esta noche alejo de mí a todo el mundo. Lo he hecho
durante todo el día, pero esta noche sigo haciéndolo hasta con virulencia. He
acampado junto a mi ventana favorita y por mucho que toquen armónicas, por
mucho que oiga entrechocar los platos, risas y voces de otras habitaciones de
esta casa, nada me arrancará de aquí. Lo que verdaderamente ansío es el momento
en el que se desvanece el día. Coches que acaban de encender los faros.
Lechuzas tanteando el terreno. Este ataque de malevolencia se desvanece poco a
poco cuando se hace verdaderamente de noche.
Siempre me
pongo raro con el Veranillo. Ya lo he notado otras veces. Mi organismo entero
se siente estafado. Justo cuando el cuerpo empezaba a enamorarse de las doradas
hojas de Chopo que caían planeando. Del olor de la leña de Madroño quemándose.
El Veranillo desgarra de parte a parte el salvaje encanto del Otoño.
No tengo
ganas de rondar por ahí quitándome hasta la camisa. Lo que quiero son gruesas
capas de mantas canadienses y un buen fuego. Y perros. Y noches frías, frías.
Santa Rosa, Ca
(De Crónicas de motel)