-Imagen tomada de la red-
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donde
el tiempo se para
y
estoy/estás/estamos
en
sintonía con aquello
que
no se explica
pero
que se siente.
Escucha…
Un
latido.
Tal
vez tuyo/mío/nuestro.
Tal
vez se lo lleve el viento
y
nos libere de la justificación
dejando
desnudo el verbo.
Y
ahora
quedamos
en silencio
ante
lo que se nos ofrece:
tú/yo/nosotros
contemplando
la grandiosidad
de
lo que nos hace únicos; maravillosos.
-Verónica
Calvo-