-Imagen
Elena Dudina-
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La
noche, con su capa azabache,
acompaña
los insomnios
abriéndose
por entera
a
escuchar mis desatinos.
Mira,
en
esa esquina sigue vivo su recuerdo.
Miro
el techo y desfila la sombra de futuros
suicidados
y en la garganta, lo que callo.
La
noche besa mis labios
y
reclama mi silencio.
Quiere
dormir arropada por estrellas.
Callo. Duerme. Yo, la velo.