(A
la manera de Santa Fe)
Señora,
Amor es violento,
y
cuando nos transfigura
nos
enciende el pensamiento,
la
locura.
No
pidas paz a mis brazos
que
a los tuyos tienen presos:
son
de guerra mis abrazos
y
son de incendio mis besos;
y
sería vano intento
el
tornar la mente obscura
si
me enciende el pensamiento
la
locura.
Clara
está la mente mía
de
llamas de amor, señora,
como
la tienda del día
o
el palacio de la aurora.
Y
al perfume de tu ungüento
te
persigue mi aventura,
y
me enciende el pensamiento
la
locura.
Mi
gozo tu paladar
rico
panal conceptúa,
como
el santo Cantar:
Mel et lac sub
lingua tua.
La
delicia de tu aliento
en
tan fino vaso apura,
y
me enciende el pensamiento
la locura.