Escribir un poema,
a pesar de tener la palabra perdida,
viene a ser como escribir, en el agua
de los ojos,
una estrofa de esperanza, un canto a
la vida.
Y ahora vendrá el viento,
y la tarde que no pasa.
Y luego la noche que todo lo vela.
El silencio que cubre,
anestesia que no
cesa.
No hay poemas.
Nada.
V a c í o.
-Verónica Calvo-