a mis oídos. Ya olvidaste. Bueno.
Duerme tranquilo. Debe estar sereno
y hermoso el rostro tuyo a toda hora.
Cuando encanta la boca seductora
debe ser fresca, su decir ameno;
para tu oficio de amador no es bueno
el rostro ardido del que mucho llora.
Te reclaman destinos más gloriosos
que el de llevar, entre los negros pozos
de las ojeras, la mirada en duelo.
¡Cubre bellas víctimas el suelo!
Más daño al mundo hizo la espada fatua
de algún bárbaro rey Y tiene estatua.
Alfonsina Storni
(Imagen: Brooke Shaden)