-Imagen:
Leonor Fini-
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¿Quién
sufre más,
la
mano que cuida,
o
el corazón tan suavemente nacido,
pesa
doblemente
porque
la mano se fue?
¿Quién
bendice más,
el
labio que puede,
o
el que se fue a dormir
como
“si pudiera” intentando
sin
la fuerza de realizar?
12 comentarios:
Un gran poema de Emily Dickinson que me viene perfecto porque hace poco vi una película basada en su vida muy interesante. Un abrazo
preguntas que solo ella pudo responder en su contexto
los tiempos y las perspectivas cambian como cambian los hechos
besitos de sol
Es un poema especial.
me gusta.
Patricia
Has escogido unas interesantes preguntas de este autor, en sus versos.
Un abrazo.
El corazón que anhela la mano.
Ese si que sufre.
Besos.
ME PARECE UN PLANTEAMIENTO EXTRAÑO. BUENO, ERAN OTROS TIEMPOS.( Y YO NO SÉ NI PIO DE POESÍA).
ABRAZOS
Misterio misterioso de nuestra enigmática poetisa.
No tengo respuesta, Vero.
Un beso.
Hoy nos dejas a Emily Dickinson y sus preguntas...Cada cual sufre según su sensibilidad y carencias. Todos nos debatimos entre la tristeza y la alegría...Y unos bendicen con sus palabras y otros con sus obras...
Gracias por traerla, Verónica.
Mi abrazo, amiga.
No lo sé.
:)
Un gran poema.
Un beso, querida poeta.
Un corazón sin una mano sobre sus latidos o unos labios durmientes...son como poemas rotos e incapaces de encontrar versos que los aviven.
Hermoso poema de Emily.
Besos.
mucho tacto
besos
Sufre tanto la mano que sufre al cuidar un enfermo -del alma o del cuerpo- que aquel que ve como se aleja la persona que amor y paciencia tuvo al cuidar de sus heridas.
Y quién bendice más?, tal vez aquel que intenta porque el que puede solo hace algo que le es posible.
Maravillosa Emily, una poeta de y para todos los tiempos.
Abrazos.
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