5 de febrero de 2010

Un acto de frivolidad




"Me voy cansando de ser siempre buena, condescendiente, paciente, coherente, comprensiva, ordenada, empatizante, cuerda, serena, pacífica, de tener el brazo torcido y las mejillas en carne viva.
Me estoy hartando de mantener el tipo (en todos sus sentidos), de no perder la cabeza cuando lo que necesito es perderla y hasta olvidarla para no recordar todo lo que educadamente me trago, de doblar la espalda porque dicen que mi sexo ha de hacerlo, harta de escuchar a mujeres decir a sus parejas "ayúdame" en vez de "colabora".
Estoy a punto de perder la cabeza, de cometer una locura...
 Mi alma de cabaretera me arrastra a pintarme las uñas de los pies de negro (el rojo es tan evidente...), a alisarme bien los rizos y ponerme todo el rimel que no me he puesto en años (aunque me deje ojeras en el trabajo), a subirme en los tacones del abismo con unas medias de licra para lucir las piernas y dejar que suspiren en mi escote todos aquellos y aquellas que sientan vértigo por contemplar mis pechos firmes.
Subida a un taburete de bar quiero balancear el pie como si nada, sentirme la emperatriz del universo y flotar, flotar, flotar...
Quiero beber vino, porque ya puedo y sé beberlo, mirarte a los ojos, a tí, que no te conozco de nada y escaparme por una rendija del mundo y... flotar, flotar, flotar...
¡Ah!, qué necesidad de llevarme el dedo gordo a la nariz y decir "tururú" a la suegra, a las maléficas envidiosas, a la perfecta doña perfecta que vive dentro de mí, a la vida que no satisface y a todo lo que se interponga entre mi risa y la esencia."

Se volvió a mirar en el espejo y deshizo su propia imagen.
Sacó aquel vestido que nunca estrenó porque no se atrevía a ponérselo, el collar de perlas que recibió una navidad (y nunca más) de su suegra, se puso las uñas postizas que tenía para la boda de su hermana y que con el estrés olvidó completamente en el cajón y se alisó el pelo con esmero. Maquilló apenas su rostro liberado y al mirarse los labios recordó aquel power point que recibió hacía dos años en su correo de parte de una amiga el día que cumplió los 41... "a las mujeres de más de 40 les sienta bien el color rojo en los labios, antes no"...

Se encaramó en un taburete para llegar arriba del armarito del baño y sacó el cesto donde guardaba las pinturas lleno de polvo que un día, no recordaba cuando, olvidó volver a bajar.
Con sumo deleite pintó sus labios y cuando terminó se puso en su dedo índice la sortija que se compró un San Valentín porque merecía quererse.
Volvió a mirarse en el espejo, se subió a los tacones, sonrió y reinventada, salió a la calle donde paró un taxi que la llevó al otro lado de la ciudad.

No había taburete, el local era elegante en extremo, como ella, que se podía permitir lucir lo que quisiera. Pidió un jerez, se sentó, levantó altiva la barbilla y miró a su alrededor.
Las mujeres cuchicheaban envidiando sus rodillas y tobillos. Ellos, simplemente se comportaron como ellos.

Se tomó su tiempo para elegir y discretamente, cuando su presa volvió a mirarla los ojos que no se separaban de su cuerpo, con desdén levantó apenas el dedo índice a la vez que brindaba con la copa.

Bebió de un trago, se puso en pie y salió moviendo alegremente las caderas seguida en corta distancia de aquel con el que iba a cometer un acto de frivolidad: dejarse quitar el descocado vestido, olvidar como si nada en la mesita del hotel el collar de perlas y dejarse embadurnar el cuerpo y el alma con una noche loca que, quien sabe, lo mismo nunca más tendría.

Fue el principio del principio.



24 comentarios:

Verónica Calvo dijo...

Un día, buscando imágenes, encontré esta que me gustó. Así que no he podido resistirme a preguntarme: ¿quién es esta mujer? ¿qué historia tiene?
Espero que disfrutéis de la lectura tanto como yo lo he hecho escribiéndola.

Trini Reina dijo...

Pues te puedo asegurar que, además de disfrutar la lectura, he envidiado y no muy de lejos a esta mujer que se ha atrevido a desempolvarse, acaso por una noche, quién sabe. En ciertos casos, hasta una noche, o una tarde, es suficiente para toda la vida.

Me ha encantado el texto, la foto, la historia y el fondo.

Besos y carmines rojos...aunque yo no me atreva (cobarde que es una););)

Trini Reina dijo...

PD: Ese power point que mencionas, lo leí hace tiempo. Doy fe de que nunca he sido más feliz en mi vida que a partir de los cuarenta y eso ya es difícil, si en medio te pilla un "cangrejo"... Pues así es. La mejor edad de una mujer es de los 40 a los 50. Bueno, como aún estoy en los 50 no sé que habrá más allá:):): Cuando cumpla 60 te lo diré:)

TORO SALVAJE dijo...

A mí me cae bien.
Esta noche la buscaré, por si acaso...

Besos.

இலை Bohemia இலை dijo...

He disfrutado con la historia...
y es curioso como a veces las imagenes nos sugieren tanto o nos hacen preguntarnos cosas sobre ellas...bss

Megapili dijo...

Me ha gustado mucho negra xD

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

¡Qué preciosidad de texto, Aranda! Mientras lo leía, además de ir disfrutando de esta lectura, iba mentalmente escribiendo un "Tango" y te diré que sin saber música creo que hasta se la he puesto.
Si vas a Zaragoza al II Encuentro de Poesía en la Red, te invitaré a bailarlo.
Un beso.

Verónica Calvo dijo...

Trini: lo bueno de los cuarenta es que te pones el mundo por montera, ya sabes quien eres y lo que quieres y es verdad que el pintalabios rojo queda bien. Lo demás, son cosas de la vida que pueden o no pueden suceder y si toca... a batallar.
Tampoco soy de labios rojos, no porque no me atreva,es que son tan tópicos...
Un beso fuerte.

Toro Salvaje: a mi también me cae bien, mira por donde. A ver si das con ella y si es así no olvides que es libre ^^
Un beso fuerte

Bohemia: y tanto!!! a veces ves algo y fluyen las palabras, es mágico.
Muaks muaks

Megapili: lo sabía!!! me dije: a la negra le va a gustar esto de que una mujer se libere... ANTOOOONIAAAA!!!
Un beso sesi sesi

Terly: coincido contigo!!! también pondría de fondo un tango, bien arrabalero.
Zaragoza es como mi segunda casa, allí están mis mejores amigos y muchos de mis recuerdos más queridos, pero desde que vivo asilvestrada en la frontera con mis extraños horarios, todo me queda lejos.
En fin, disfrutad del encuentro y ya me contais cómo fue.
Un beso fuerte

Carina Felice, Photography dijo...

Cada tanto está bueno cansarse y sacar la diva que hay dentro! Buen relato, Ananda, tremendamente femme-fatale! (wowwww!)
Abracitos querida amiga!!!!

Marisa dijo...

Me pareció muy bien
que desempolvara
su atuendo y
pasara una noche
inolvidable.
Te quedó un texto excelente
para tan sugerente imagen.

Besos

Rebeca Gonzalo dijo...

Creo que todas (al menos yo) deberíamos ser de vez en cuando un poco más frívolas y dejarnos llevar. Me ha gustado mucho el personaje. Besotes.

Azpeitia poeta y escritor dijo...

Formidable Ananda, magnífico tu relato, lleno de desparpajo, sinceridad y buen hacer...lo he leído de un tirón...insisto fenomenal...un abrazo de azpeitia

Verónica Calvo dijo...

Carina: estoy contigo!!! mi femme fatale está pidiendo a gritos un desfase total, pero aquí son unas siesas de cuidado y no me veo yo sola armando jarana por los pueblos de esta provincia cotilla (no es que me importe, pero la jarana en buena compañía es mejor)
Un abrazo enorrrrme

Marisa: la verdad que a veces es tan necesario perder la cabeza como una quiera...
Besito

Sechat: no queda otra que seguir el dictado del corazón. Si estuviera cerca de tí, nos íbamos a formarla jajajaja
Un beso fuerte

Azpeitia: todo un honor verte por el kipu. Muy agradecida por tu comentario.
Un abrazo grande

merce dijo...

Amiga Ananda me gustó tanto q en cualquier momento escribiré algo similar...abriré las puertas a la loba, la sabia, la loca, y todas las demás.

Te felicito!!!

Ah!!! una cosita, preciosa foto, exquisita la de " hoy me siento así"

Un abrazo bien grande.

La sonrisa de Hiperion dijo...

Paso a echar un ratito de lectura en tu espacio, y como siempre me voy encantado. No podía ser de otra manera.

Saludos y un abrazo enorme.

ROCIO dijo...

Ananda hay un encuentro de poetas en la red en Zaragoza, son muy interesantes, en mi blog esta el enlace picando la foro.

Un saludo.

Rocío

Anónimo dijo...

Una historia que permite al personaje salirse de lo cotidiano y ver su complicada vida desde otra perspectiva.
Muy interesante y un buen cierre.
Un placer leerte.

Verónica Calvo dijo...

Merce: Sí, yo voy a empezar a airear a la cabaretera que llevo dentro. De vez en cuando es tan necesario...
Besote, guapa!!!

Antonio: siempre me alegra verte por aquí.
Un beso y un abrazo

Rocío: si, lo sé, pero me pilla lejos y fatal. Zaragoza ha sido y es mi segunda casa, así que lo pasaréis fenomenal en esa tierra tan acogedora. A ver si para otro encuentro...
Un beso y buen encuentro.

Salvador: Don Salvador, un honor volver a verte. Muchas gracias por tan alentador comentario.
Un abrazo

Johan Bush Walls dijo...

Siempre hay tiempo para un momento de frivolidad. Así debería ser.

Le quedó chilero el relato maestra, tiene buen ritmo, se deja leer casi sin respirar.

Salú pue.

Caballo navegante dijo...

Ole, ole y ole!! Que se vea bien alta la raja de la falta, y no falten las bocas abiertas como roscas que delatan feroces chismorreos...Y dales un buen suspiro de aire fresco con el vaivén de tu falda para a ver si con desparpajo huracano desencajas tantas envidias!! Jajajaja, merecido se lo tienen... Que la vida es una. ;) Besitos,como siempre aún así de chulesca, no piedes dulzura, niña.

Martín Gardella dijo...

Buenísimo! Me gustó mucho y me deja pensando cuantas veces necesitaríamos hacer algo así.

Verónica Calvo dijo...

Johan: un gustazo verte por aquí. Pues si, siempre debe haber un momento para la frivolidad. Me alegra que te haya gustado el relato.
Abrazo

Caballo navegante: ole ole y ole. Y que no decaigan nuncas las ganas de perder la cabeza cuando la llevamos bien sujeta.
Un beso sonoro (de esos que dan las tías petardas ^^)

Matín: si además de gustarte te hizo pensar, hoy puedo sonreir.
Un abrazo enorme

J.R.Infante dijo...

Pese a los inconvenientes, aquí estoy. El primer trabajo que te leo en prosa y de verdad que ha entrado con buen pié en mí. Me ha gustado, al principio parece una reflexión personal, pero pronto la narradora nos hace ver de qué va esto. Creo que mides bien los tiempos y el tema elegido es muy sugestivo.
Te felicito.
Un abrazo

Verónica Calvo dijo...

Arruillo: muchas gracias por el comentario. Me aporta.
Así lo estructuré. No quería presentar a la mujer ni sus circunstancias de manera explícita. Me parecía más interesante ir desvelando poco a poco y no anticipar absolutamente nada.

Abrazos