9 de febrero de 2016

Fátima

A mi sobrina Fátima

Fátima
escribe poemas
que se enredan
en su melena oscura.

Lleva en la mirada
el verdor del campo
y el brillo del sol
que deslumbra en los cristales.

Fátima se mueve
entre mimbreras y cañaverales
llevando una estrella
prendida en las pestañas.

Cuenta corderos
esponjosos como nubes
y luego se ríe
y como si nada, baila.

Fátima atesora libros,
pinta princesas valientes,
corazones y en su cuaderno,
todo lo guarda.

Se busca en los espejos;
se encuentra en el viento.
Ella es mi espejo
y me encuentro, con ella, en el viento.

-Verónica Calvo-

-Imagen tomada de la red-

5 de febrero de 2016

Toro Salvaje: Dos cocodrilos

Desde hace mucho tiempo
dos cocodrilos
van siempre conmigo.
Suben conmigo a los taxis.
Caminan a mi lado por las calles.
Se sientan junto a mí en el trabajo.
Miran la tele echados a mis pies.
Duermen bajo mi cama.
Me observan impasibles
mientras desayuno, almuerzo o ceno.
Si alguna noche salgo
se sientan mirándome
en la barra de cualquier bar de copas.
Leen antes que nadie
los poemas que escribo.
Van a nadar conmigo.
Y por supuesto
se acuestan
y se despiertan
justo cuando lo hago yo.
Uno se llama Tristeza.
El otro Desesperanza.
Nadie los ve salvo yo.
Y cuando hablo de ellos
la gente me mira mal
y se inventan consejos
y me dan instrucciones
para que niegue su existencia.
A fuerza de pasar años
mis cocodrilos y yo
pensamos que la gente es ciega
o que hacen como si lo fueran.
Y ya hemos aprendido
a sobrevivir a tanta ceguera.
Ahora ya no los escuchamos.
Vemos como abren sus bocas
y hacemos como si nos interesaran
las solemnes estupideces
que expulsan por esas cuevas
de dientes memos y lenguas necias.
Y dejamos que se vayan.
Y dejamos que se alejen.
Y dejamos que desaparezcan.
Y cada vez más unidos
seguimos caminando
por mi lúgubre existencia
hasta que cualquier día
con apenados mordiscos
mis fieles y reales cocodrilos
muerdan y devoren mi corazón.


-Imagen: Francesco Sambo-

1 de febrero de 2016

Agua



Agua es océano Atlántico, marisma, un paseo por Isla Canela y por La Villa de Ayamonte.

Es un homenaje a esta tierra llena de fuerza, agua y cielo que durante muchos años me acogió.

Podéis leerlo y descargarlo aquí.

28 de enero de 2016

Me (te) reconozco

Habito
cada pliegue de tu piel.
Me coso
cada latido de tu corazón.
Sucedo
cuando en tus pupilas me reflejo.
Soy
efímera y eterna en tu alma.
Anido
sin vértigo tus altas cumbres.
Nado
tu pleamar de espuma blanca.
Bebo
el manantial que es deseo.
Cuento
cicatrices confundidas en nuestros cuerpos.
Alimento
sueños de salitre y los aireo.
Pueblo
amaneceres en tus insomnios.

Y en todo me(te) reconozco.


 -Verónica Calvo-

-Imagen tomada de la red-