14 de octubre de 2013

Exposición Velázquez y la familia de Felipe IV en Madrid


En esta exposición se muestra una treintena de obras en las que veremos al Velázquez retratista en los once últimos años de su carrera,  y la continuación de esta labor por sus sucesores, Juan Bautista Martínez del Mazo y Juan Carreño de Miranda, durante las décadas de 1660 y 1670.
Retratos de cortesanos y 26 cuadros de la familia real.
El núcleo de la exposición está compuesto por los retratos reales que realizó Velázquez en Madrid desde su vuelta de Roma, hasta su muerte en 1660. Son once cuadros que  reflejan su técnica y su singularidad iconográfica de calidad extrema, por lo que forman un capítulo aparte dentro de la obra del pintor.
La exposición se inicia con algunos cuadros realizados en la corte papal en su viaje a Roma.
En la segunda sala se exponen cuadros de la familia de Felipe IV. Se pasa a la sala dedicada a la infanta Margarita y a la infancia. Destacan en estos cuadros los detalles de los trajes.
Las dos últimas salas están dedicadas a Rodríguez del Mazo y Carreño de Miranda.

8 de octubre de 2013 - 9 de febrero de 2014
De lunes a sábado de 10 a 20h, domingos y festivos de 10 a 19h.
Exposición con control de aforo. Entradas con hora asignada.
Entrada única al Museo.
Esta entrada permite visitar el Museo y otras exposiciones coetáneas el día de la visita.

Precios:

General: 14 €
General + guía (libro guía de la colección): 23 €

9 de octubre de 2013

A sus pies



A sus pies estamos.
A sus pies, grandes,
de dedos sobresaltados.
Apenas una sonrisa
y mucha ambición en los ojos.
Seguimos a sus pies, 
eternamente condenados a mirarlos.
Una pátina gris ceniza
asoma en su dulzura.
Hierve este mundo,
que no es otro que este,
éste, donde vivimos
a sus pies planos y fríos.
Un día se sucede a otro
mientras el tirano ejerce,
todo su poder ante nosotros.


-Verónica Calvo-


(Imagen: Natalie Shau)

5 de octubre de 2013

Liberatura-Liber 2013


Madrid. Liber, 31ª Feria Internacional del Libro, para profesionales del sector, del 2 al 4 de octubre en el recinto “Madrid Arena”, Casa de campo.
Se dan cita editoriales, organizaciones culturales, distribuidoras, agentes literarios, empresas de arte gráficas, de multimedia, proveedores (archivos fotográficos, traductores, correctores), asociaciones profesionales, y empresas de servicios (de autor, asesoría legal sobre derechos de la propiedad intelectual, representantes, servicios de autoedición, producción etc). En definitiva, todo lo relacionado con el sector.
Este año, esta feria que no termina de obtener buenas críticas, abre sus puertas al público en el “Pabellón Satélite”, del 4 al 6 de octubre, ubicado al lado de “Madrid Arena”.
Como podéis leer en su web, este año se renueva.
Sus objetivos:
-         Más grande
-         Más eficaz
-         Más conocido
-         Más visitado
-         Más rentable para todos
Sus novedades:
-         Salón abierto al público en general (Pabellón Satélite)
-         Symposium Liber 2013 (foro con sesiones en las que participan figuras mundiales y nacionales del sector)
-         Cena y entrega de premios Liber 2013
-         Nueva ubicación (más cerca)
-         Corner Digital
-         País invitado de honor: Chile
-         Más internacional (editoriales y compradores procedentes de todo el mundo)
-         Mayor esfuerzo de comunicación que nunca

Voy a contaros sobre la visita al "Pabellón Satélite" ayer, día 4, nada más abrir:
Parking: precio único 5 € (pagado en el momento de entrar porque “la gente cuando sale quiere irse pronto”)
Entrada al "Pabellón Satélite" (Festival Liberatura): 5 € (reembolsable si compras un libro por importe superior a 5 €)
Superficie útil: 2.104 metros cuadrados (aforo hasta 1.700 personas)
 Si no conoces el recinto te perderás. No hay ninguna señalización y has de entrar por un lugar con una valla que te sugiere “paso cerrado”, pero sí, es por ahí por donde llegas al "Pabellón Satélite" cuyo nombre no lo verás en ninguna parte, no así “Madrid Arena”.
Una vez dentro te encuentras con un espacio desangelado: en el centro un pequeño bar (vasos de cartón y ni un taburete) y en las esquinas, unas pocas (muy pocas, ahí lo dejo) librerías exponiendo libros (una de ellas muy conocida y estratégicamente ubicada en dos lugares), y dos espacios habilitados para las actividades: mesas sobre diversos temas relacionados con la literatura y el mundo editorial, así como firmas de libros, cuentacuentos y talleres para los más pequeños.
Así mismo está el “Festival por la ciudad”, un circuito en La casa del Libro,  librería Rafael Alberti, librería Librespacio y librería Didacticalia.
No sé si porque fuimos los visitantes 1 y 2, pero ni un panel informativo sobre dichas actividades, ni un folleto... nada.
En definitiva:
Echándole ganas, es decir, mirando títulos de libros, fijándote en datos de créditos, cubiertas etc. lo ves en nada (¿20 minutos?).
La primera mesa (inaugural a cargo de Eduardo Mendoza) prevista a las 13:00 h.
¿Y qué haces allí hasta entonces, desde las 10:30, hora en que finalizamos la visita?
Supongo que si siguen con esta iniciativa de abrir el Salón al público, o cambian el planteamiento o si las mesas son interesantes, prepárate con tiempo para conseguir entrar en el aforo habilitado.
Y es que... ¡no podemos competir con la Feria de editores de Frankfurt!

1 de octubre de 2013

Blancanieves se despide de los siete enanos



Prometo escribiros, pañuelos que se pierden en el horizonte, risas que palidecen, rostros que caen sin peso 
sobre la hierba húmeda, donde las arañas tejen ahora sus azules telas. En la casa del bosque crujen, de noche, 
las viejas maderas, el viento agita raídos cortinajes, entra sólo la luna a través de las grietas. Los espejos silenciosos, 
ahora, qué grotescos, envenenados peines, manzanas, maleficios, qué olor a cerrado, ahora, qué grotescos. 
Os echaré de menos, nunca os olvidaré. Pañuelos que se pierden en el horizonte. A lo lejos se oyen golpes secos, 
uno tras otro los árboles se derrumban. Está en venta el jardín de los cerezos.

Leopoldo María Panero

("Así se fundó Carnaby Street" 1970)

-Imagen tomada de la red-


25 de septiembre de 2013

Tilde diacrítica




Hablando con una correctora ortotipográfica y de estilo, salió el tema de la tilde diacrítica.
Ella me dijo que prefería usar la recomendación de no usar tilde en palabras como solo, este etc.
A veces se nos hace raro no ver la tilde en esas palabras, incluso sigue generando dudas, pero la RAE recomienda no usar la tilde diacrítica.
Mucho se ha hablado y escrito sobre este tema, pero leí una noticia, publicada por el diario El mundo, donde se hablaba de que “la RAE reconoce su derrota contra los acentos de “solo” y el demostrativo “este”.
Por su parte, Salvador Gutiérrez Ordóñez, recuerda que era una recomendación.

¿Vosotros qué opináis? ¿Habéis adoptado a la hora de escribir, la recomendación de no usar la tilde?

A continuación os dejo lo que decía y dice la RAE sobre la tilde diacrítica, todo ello extraído de la RAE.


La RAE decía en su primera edición, segunda tirada::

   Se llama tilde diacrítica al acento gráfico que permite distinguir palabras con idéntica forma, pero que pertenecen a categorías gramaticales diferentes. En general, llevan tilde diacrítica las formas tónicas (las que se pronuncian con acento prosódico o de intensidad) y no la llevan las formas átonas (las que carecen de acento prosódico o de intensidad dentro de la cadena hablada. Hay algunas excepciones, como es el caso de los nombres de las letras te y de y los de las notas musicales mi y si, que, siendo palabras tónicas, no llevan tilde (al igual que las respectivas formas átonas: la preposición de, el pronombre personal te, el adjetivo posesivo mi y la conjunción si); o la palabra más, que aunque tiende a pronunciarse átona cuando se usa con valor de adición o suma (dos más dos son cuatro) se escribe con tilde. En otras ocasiones, la tilde diacrítica tiene como función evitar dobles sentidos (anfibologías), como en el caso de los demostrativos este, ese y aquel  o de la palabra solo. Salvo en estos dos últimos casos, la tilde diacrítica no distingue parejas de palabras de igual forma y que siempre son tónicas; así, di es forma del verbo decir y del verbo dar; fue y fui, son formas del verbo ir y del verbo ser; vino es forma del verbo venir y un sustantivo, etc.

  Demostrativos. Los demostrativos este, ese y aquel, con sus femeninos y plurales, pueden ser pronombres (cuando ejercen funciones propias del sustantivo): Eligió este; Ese ganará; Quiero dos de aquellas; o adjetivos (cuando modifican al sustantivo): Esas actitudes nos preocupan; El jarrón este siempre está estorbando. Sea cual sea la función que desempeñen, los demostrativos siempre son tónicos y pertenecen, por su forma, al grupo de palabras que deben escribirse sin tilde según las reglas de acentuación: todos, salvo aquel, son palabras llanas terminadas en vocal o en -s, y aquel es aguda acabada en -l . Por lo tanto, solo cuando en una oración exista riesgo de ambigüedad porque el demostrativo pueda interpretarse en una u otra de las funciones antes señaladas, el demostrativo llevará obligatoriamente tilde en su uso pronominal. Así, en una oración como la del ejemplo siguiente, únicamente la presencia o ausencia de la tilde en el demostrativo permite interpretar correctamente el enunciado: ¿Por qué compraron aquéllos libros usados? (aquéllos es el sujeto de la oración); ¿Por qué compraron aquellos libros usados? (el sujeto de esta oración no está expreso, y aquellos acompaña al sustantivo libros). Las formas neutras de los demostrativos, es decir, las palabras esto, eso y aquello, que solo pueden funcionar como pronombres, se escriben siempre sin tilde: Eso no es cierto; No entiendo esto.

 Interrogativos y exclamativos. Las palabras adónde, cómo, cuál, cuán, cuándo, cuánto, dónde, qué y quién, que tienen valor interrogativo o exclamativo, son tónicas y llevan tilde diacrítica. Introducen enunciados directamente interrogativos o exclamativos: ¿Adónde vamos?; ¡Cómo te has puesto!; ¡Qué suerte ha tenido!; ¿De quién ha sido la idea?; o bien oraciones interrogativas o exclamativas indirectas: Pregúntales dónde está el ayuntamiento; No tenían qué comer; Imagínate cómo habrá crecido que no lo reconocí; Verá usted qué frío hace fuera. Además, pueden funcionar como sustantivos: Se propuso averiguar el cómo, el cuándo y el dónde de aquellos sucesos
 Estas mismas palabras son átonas —salvo cual, que es siempre tónico cuando va precedido de artículo— cuando funcionan como relativos o como conjunciones y, por consiguiente, se escriben sin tilde: El lugar adonde vamos te gustará; Quien mal anda, mal acaba; El que lo sepa que lo diga.
 Sólo/solo. La palabra solo puede ser un adjetivo: No me gusta el café solo; Vive él solo en esa gran mansión; o un adverbio: Solo nos llovió dos días; Contesta solo sí o no. Se trata de una palabra llana terminada en vocal, por lo que, según las reglas generales de acentuación, no debe llevar tilde. Ahora bien, cuando esta palabra pueda interpretarse en un mismo enunciado como adverbio o como adjetivo, se utilizará obligatoriamente la tilde en el uso adverbial para evitar ambigüedades: Estaré solo un mes (al no llevar tilde, solo se interpreta como adjetivo: ‘en soledad, sin compañía’); Estaré sólo un mes (al llevar tilde, sólo se interpreta como adverbio: ‘solamente, únicamente’); también puede deshacerse la ambigüedad sustituyendo el adverbio solo por los sinónimos solamente o únicamente.
 Aún/aun. Este adverbio oscila en su pronunciación entre el hiato [a - ún] y el diptongo [aun], dependiendo de diferentes factores: su valor semántico, su situación dentro del enunciado, la mayor o menor rapidez o énfasis con que se emita, el origen geográfico del hablante, etc. Dado que no es posible establecer una correspondencia unívoca entre los usos de esta palabra y sus formas monosílaba (con diptongo) o bisílaba (con hiato), es preferible considerarla un caso más de tilde diacrítica.
a) La palabra aún lleva tilde cuando puede sustituirse por todavía (tanto con significado temporal como con valor ponderativo o intensivo) sin alterar el sentido de la frase: Aún la espera; Este modelo tiene aún más potencia; Tiene una biblioteca de más de cinco mil volúmenes y aún se queja de tener pocos libros; Aún si se notara en los resultados..., pero no creo que mejore; Ahora que he vuelto a ver la película, me parece aún más genial.
  b) Cuando se utiliza con el mismo significado que hasta, también, incluso (o siquiera, con la negación ni), se escribe sin tilde: Aprobaron todos, aun los que no estudian nunca; Puedes quejarte y aun negarte a venir, pero al final iremos; Ni aun de lejos se parece a su hermano. Cuando la palabra aun tiene sentido concesivo, tanto en la locución conjuntiva aun cuando, como si va seguida de un adverbio o de un gerundio, se escribe también sin tilde: Aun cuando no lo pidas[= aunque no lo pidas], te lo darán; Me esmeraré, pero aun así [= aunque sea así], él no quedará satisfecho; Me referiré, aun brevemente [= aunque sea brevemente], a su obra divulgativa; Aun conociendo [= aunque conoce] sus limitaciones, decidió intentarlo.

En la edición de la Ortografía de la lengua española (2010), la RAE dice:

   La palabra solo, tanto cuando es adverbio y equivale a solamente (Solo llevaba un par de monedas en el bolsillo) como cuando es adjetivo (No me gusta estar solo), así como los demostrativos este, ese y aquel, con sus femeninos y plurales, funcionen como pronombres (Este es tonto; Quiero aquella) o como determinantes (aquellos tipos, la chica esa), no deben llevar tilde según las reglas generales de acentuación, bien por tratarse de palabras llanas terminadas en vocal o en -s, bien, en el caso de aquel, por ser aguda y acabar en consonante distinta de n o s.
Aun así, las reglas ortográficas anteriores prescribían el uso de tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres demostrativos para distinguirlos, respectivamente, del adjetivo solo y de los determinantes demostrativos, cuando en un mismo enunciado eran posibles ambas interpretaciones y podían producirse casos de ambigüedad, como en los ejemplos siguientes: Trabaja sólo los domingos [= ‘trabaja solamente los domingos’], para evitar su confusión con Trabaja solo los domingos [= ‘trabaja sin compañía los domingos’]; o ¿Por qué compraron aquéllos libros usados? (aquéllos es el sujeto de la oración), frente a ¿Por qué compraron aquellos libros usados? (el sujeto de esta oración no está expreso y aquellos acompaña al sustantivo libros).
   Sin embargo, ese empleo tradicional de la tilde en el adverbio solo y los pronombres demostrativos no cumple el requisito fundamental que justifica el uso de la tilde diacrítica, que es el de oponer palabras tónicas o acentuadas a palabras átonas o inacentuadas formalmente idénticas, ya que tanto solo como los demostrativos son siempre palabras tónicas en cualquiera de sus funciones. Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, no tildar nunca estas palabras.
   Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio contexto comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función del cual solo suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos reales en los que se produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de despejar son raros y rebuscados, y siempre pueden evitarse por otros medios, como el empleo de sinónimos (solamente o únicamente, en el caso del adverbio solo), una puntuación adecuada, la inclusión de algún elemento que impida el doble sentido o un cambio en el orden de palabras que fuerce una única interpretación.

Supresión de la tilde diacrítica en la conjunción disyuntiva o escrita entre cifras:

   Hasta ahora se venía recomendando escribir con tilde la conjunción disyuntiva o cuando aparecía entre dos cifras, a fin de evitar que pudiera confundirse con el cero. Este uso de la tilde diacrítica no está justificado desde el punto de vista prosódico, puesto que la conjunción o es átona (se pronuncia sin acento) y tampoco se justifica desde el punto de vista gráfico, ya que tanto en la escritura mecánica como en la manual los espacios en blanco a ambos lados de la conjunción y su diferente forma y menor altura que el cero evitan suficientemente que ambos signos puedan confundirse (1 o 2, frente a 102). Por lo tanto, a partir de este momento, la conjunción o se escribirá siempre sin tilde, como corresponde a su condición de palabra monosílaba átona, con independencia de que aparezca entre palabras, cifras o signos: ¿Quieres té o café?; Terminaré dentro de 3 o 4 días; Escriba los signos + o  en la casilla correspondiente.

(Imagen tomada de la red)