13 de julio de 2012

Postales desde la orilla 2



Querida Paty,
Llegué a la playa y al pasar para aparcar, vi a un hombre desnudo tras su coche, a plena visibilidad, cambiándose  con el maletero abierto y más contento que qué.
No me quedé mirando pero sabes cómo son estas cosas, que no miras pero el tiempo pasa a cámara lenta y se graba en la retina.
Llego, coloco la toalla, saco mi libro, el mp4 y miro a mi derecha y a unos cinco metros veo al “adonis” con la mirada fija en mi. Yo como si nada, por supuesto. Y así hemos estado toda la mañana.
Se iba a pasear por la orilla,  en dirección al espigón que está ahí mismo, en vez de caminar hacia la infinitud de la playa con sus kilómetros… Nada, obcecado en mirarme.
Que se ponía a hablar por teléfono: delante de mí mirándome de tanto en tanto. Se mete en el agua, y claro, no mira al horizonte con sus gaviotas, no, me mira a mí.
Y como la Ley de Murphy no falla, cuando he hecho el amago de empezar a recoger, él ya estaba recogiendo con sus niñas (tres niñas idénticas de destinas edades, no trillizas, por si las dudas) y mirándome.
Te confesaré que me he quedado con las ganas de decirle que bajo su sombrero de playa no veo una cara, veo un…
Pues eso…


Querido L,
 El famoso cromosoma X vuelve a estar presente un verano más en mi vida.
Ya sabes que yo no lo tengo y eso me hace diferente al resto de féminas.
Bueno, eso creíamos durante todo este tiempo… Porque la verdad es que parece ser que lo tengo, pero dormido.
Con el calor insoportable me dirigí al océano.
¿Conoces la famosa frase “el agua cortaba como cuchillo”? Pues se quedaba corta, te lo aseguro.
Y tú que me conoces, sabes que ante todo, dignidad, que no grito ni salto ni me giro tratando de evitar la ola, que la aprovecho, que me lanzo a ella de cabeza y así se pasa el trago y se evita hacer el ridículo ese, cosa, seguramente, generada por el cromosoma X.
El caso que hoy he dado tres saltitos leves, me he girado dos veces, he metido tanto el abdomen que parecía desnutrida y al final, menos gritar, he salido disparada hacia la orilla donde he llegado a la conclusión de que efectivamente, tengo ese cromosoma despertando.


Querida Cati,
No llevamos más que unos pocos días de verano y ya han pasado cosas truculentas en la playa.
A la hora de la pleamar se ha levantado levante y ha salido, todo un clásico en las arenas, una sombrilla dando volteretas con la velocidad que es característica en estos endiablados objetos  de apariencia benévola.
¡Como no!, todos mirando y echando la risita de lado por el pobre tipo que ansiaba con tumbarse y no hacer más ná y se ha visto en una carrera alocada con la arena ardiendo.
La sombrilla amenazaba con estamparse contra un alemán que se dejaba la piel en la solana y al grito de “cuidado”, la sombrilla, misteriosamente, ha dado un giro regateando al alemán que no se ha enterado de nada.
Unos solidarios han interceptado al peligroso objeto y cuando el  propietario estaba llegando y aminorando la velocidad de su carrera, se dobla un tobillo  y cae de bruces en la arena.
Si, lo confieso, me ha dado un ataque de risa, ya sabes cómo soy para estas cosas.
Le ayudan a levantarse, comenta con gestos grandilocuentes, sabiéndose observado por todos, que no se ha hecho nada, se sacude el polverío y tras agradecer efusivamente a los solidarios, se da la vuelta con la sombrilla y se va  su toalla donde, como no, espera en jarras su señora, que, como buen clásico, no falta.
Deja la sombrilla en el suelo y decide darse un baño para quitarse el polvo.
Se adentra sabiéndose observado por mil ojos. Se zambulle y sale con el bañador por las rodillas. Rápidamente se lo coloca. Aquí no ha pasado nada.
Se dispone a salir cuando de nuevo se tuerce un tobillo y se cae en la misma orilla arañándose con unas conchitas.
¡Yo desde luego, mañana le busco!


Querido Jesús,
No hay día que no te recuerde.
Y el día es muy largo, tedioso y demasiado azulado.
Es decir, te recuerdo mucho.
Es más: tu recuerdo se pasea por mi mente varias veces al día.
Y aquí, el horizonte es demasiado infinito y las olas son demasiado espumosas.
Nada más... Sólo eso... No es mucho, lo sé, pero es todo.


Si quieres leer "Postales desde la orilla", aquí 

27 de junio de 2012

Tavira



Tavira romana, cruzo el puente
y me adentro en tu alma.
Tavira la bella, única y fragante.
Paseo tus calles, sonrío errante.
Algarveño aire,
esencia de reminiscencia.
Eres, Tavira de mis pasiones,
suspiros de poemas olvidados,
refugio de esquivas soledades
y de añejos fados nostálgicos.

(Tavira, agosto, 2010, luna menguante sobre el río Gilao)

23 de junio de 2012

Oráculo y Filosofía





Al cobijo de tu palabra
el Oráculo de Luna me llena.
Es la espera,
la resonancia del silencio
que en mi pulso reverbera.
Tu palabra,
Filosofía que me preña
dando sol a las venas,
fuego a mis cavernas
y primavera al hielo donde habitaba.

(Imagen: Duy Huynh)

17 de junio de 2012

Llanto


Después del silencio,
la conmoción.
El llanto desatado
precede a la calma.

Entrégame una ilusión, 
un mundo mejor,
aquello que soñaste,
y déjame ser lluvia
que nutra la nostalgia.

Bajo las estrellas,
La quietud.
En mi soledad
evoco el plenilunio.
Lo he perdido.
Y lloro.

-Verónica Calvo-



(Enero 2012)

(Imagen: Nathalie Roze)

13 de junio de 2012

Es sólo una montaña




Mirarás las altas montañas
y tal vez sólo verás la nada.
Más cuando las contemplo
pienso en su misterio,
en todo lo que ellas saben y callan.

¡Pero si es una montaña!
Me dirás en tu sorpresa.
Si, te diré casi sonriendo,
así es
Pero ¿acaso no sientes su fuerza,
la ancestral sabiduría que atesora?
Y seguramente pensarás que estoy loca.

Cuando contemplo una montaña
en mi silencio de mortaja por el duelo,
sólo pienso en la brevedad de nuestra vida.
¡Qué importantes nos creemos!
Pero mírala a Ella
Ahí estaba, ahí está
y el día que mueras, seguirá estando,
poderosa, silenciosa, inamovible,
observando cómo las generaciones pasan.

- ... Y se olvidan... -
 

 

4 de junio de 2012

Tripensantes

Los tres tenían la mirada clavada en la camisa que sujetaba él.
Ella pensó:
"¡Lino! Para nada, que luego no hay quien lo planche y me va a tocar a mí."
Y resuelta le dijo a él:
   -Mira otra, que esto no hay quien lo planche.
La dependienta pensó:
"¡Cómo lo sabe!... pero me tengo que quitar estas camisas de encima como sea, menuda cabrona..."
Y contenida dijo:
 -Mujer, lino lino, no es, que lleva un 2 % de algodón y se plancha mejor...
Él pensó sin apartar la mirada de la camisa que le encantaba:
"Hay que ver las mujeres como son, siempre pensando en esas chorradas."
Y dejando la camisa en su sitio, se giró para mirar otras sin decir ni una palabra.

(Imagen: "Achrome" de Piero Manzoni)


(Fue publicado en este blog el día 15 de julio de 2009)