-Imagen
Wojtar-
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Una vez que hubo empujado a la anciana
al horno, y había impedido que su hermano saliera de él, Gretel se sentó,
satisfecha, en el polvoriento sofá.
Miró la estancia y pensó cómo redecorar
la cabaña.
Descansó brevemente. Cuando se recuperó,
miró las maderas del suelo, donde la bruja tenía escondido un tesoro. Por una
vez, se sintió agradecida de su suerte.
-Verónica
Calvo-