Café
mío,
que estás la taza,
santificado sea tu aroma;
venga a mi tu cafeína;
hágase tu sabor
en mi boca como en mi cuerpo.
que estás la taza,
santificado sea tu aroma;
venga a mi tu cafeína;
hágase tu sabor
en mi boca como en mi cuerpo.
Despéjame
como cada día;
perdona si no te endulzo
como también perdono
perdona si no te endulzo
como también perdono
cuando
sales aguado.
No me dejes caer en el descafeinado,
No me dejes caer en el descafeinado,
y
líbrame de un mal café.
-Verónica Calvo-