Existe
un lenguaje
que
ha nacido
para
ser escrito,
para
ser sentido
en
soledad, retiro,
silencio
–shhh- y calma.
Es
negro sobre blanco
ese
lenguaje permitido,
a
veces en desuso.
Escribes
pleamar
y no marea
alta;
plenilunio y no luna llena.
Expresar
con poesía
todo
aquello
que
hablando no puedes,
sin
prisas, tiempos,
obligaciones
o censuras.
-Verónica
Calvo-
-Imagen tomada de la red-