-Imagen tomada de internet- |
La mente no duerme,
descansa impaciente,
atenta al respiro que se
toma la nieve
antes del asalto final.
Ojalá estuviera aquí
Chéjov para recetarme
algo -tres gotas de
valeriana, un vaso
de agua de rosas- lo que
fuera, da igual.
A la mente le gustaría
salir de aquí
y pisar la nieve. Le
gustaría correr
con una manada de animales
peludos, todo colmillos,
bajo la luna, avanzar por
la nieve sin dejar
huella ni rastro alguno,
nada por detrás.
Mi mente enferma esta
noche.
(De Fuegos)