|
-Imagen tomada de la red- |
Empiezo a hablar con la
noche,
es decir,
contigo.
Estás por todas partes;
sobre el libro que leo
y bajo la manta que me esconde.
Te cuento
que sigo metiendo las
manos
en el atardecer,
para rasgarlo,
y volver a aquel lugar
al que jamás llegamos.
Dejo flotar una anécdota
en el pausado aire de esta
medianoche.
Dejo que vuele libre por
esta pequeña habitación
que me ofrece un mundo grande.
Dejo que se pose sobre tus
manos,
el libro y la manta.
Te hablo en el silencio,
me contestas desde el Silencio.
Te digo:
La noche
me lleva a la medianoche
y todo lo cubres de Noche.
Y callo.
Te recuerdo también
callado.
Estás callado.
Estamos tan callados…
-Verónica Calvo-