-Imagen
Victor Vasarely-
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Al principio
las
sonrisas,
la
mirada llena de chispas.
El
abrazo
que
te abarca como si fueras salvavidas.
Miles
de gratitudes que sabes acabarán en reproches.
Su
subida al pedestal
con
la mente obnubilada.
Su
delegar desde la pretendida importancia.
La
estrella fugaz devorada entre cometas.
El
ego abofeteado; tiran la piedra y esconden la mano.
Y al final
señalar
con el dedo acusador
a
quien apostó y perdió más que nadie.
La
ofensa de aquellos que se engolaron
y
la confirmación de que te desechan como a un apestado.
-Verónica
Calvo-