16 de diciembre de 2016

Habla el número 26/Az


-Imagen tomada de la red-  


Nos negaron la empatía,
la calidez de un abrazo
sin esperas y un beso
limpio como el manantial.

Nos programaron en el odio,
en la competición absurda
y en la batalla de la supervivencia.
Nos entregaron la desesperación.

Consultas llenas de almas en pena.
Recetas que adormecen la tristeza,
firmadas en urgencias y sustentadas
por la industria farmacéutica.

Nos decimos solidarios y salimos a las prisas
ante un igual que tiembla, que desespera.
Será que nos espanta vernos en su reflejo.
Somos todos vulnerables y de piel, fina.

Somos números. No existimos.
Yo, número 26/Az, asumo mi locura y os olvido.



-Verónica Calvo-

12 de diciembre de 2016

Poema desde la ironía

-Imagen tomada de la red-

Me pregunto
cuántos estarán
al echar el cierre en el ocaso.
Y me sonrío ante la respuesta
que ya conozco.

Tantos halagos
a día uno de mes,
tantas patadas
al final del mismo.

¿Dónde está
el cariño que proclamaron
cuando rubricaron el comienzo?
¿Qué vendavales les mecieron
y alborotaron los laureles?
De nuevo, sonrío.

Meras palabras esparcidas al poniente.
Formalidades que resbalan
por mi  a n ch a espalda.

-Verónica Calvo-

8 de diciembre de 2016

Días de tempestad


                                     -Imagen: Paula Bonet-





En esos días de tempestad
te das cuenta de todo.

Las palabras que escuchas, hartan.
Como tu intento de explicar
que no estás triste
porque pasas un mal momento,
que la fuerza no se acaba,
aunque estés agotada
y que eso de mirar hacia delante,
lo sabes desde la Noche de Los Tiempos.

Y te dejas en el plato
la comida removida,
en el baño trescientos llantos
y te miras al espejo de reojo.

Mirad:
El sol luce tras la tempestad.
Y yo lo espero con mis gafas de sol.
No sea que me deslumbre.

-Verónica Calvo-

4 de diciembre de 2016

Juan Gómez-Jurado: El Paciente

-Imagen tomada de la red-




Sinopsis

El prestigioso neurocirujano David Evans se enfrenta a una terrible encrucijada: si su próximo paciente sale vivo de la mesa de operaciones, su pequeña hija Julia morirá a manos de un psicópata.
Para el Dr. Evans se inicia una desesperada cuenta atrás cuando descubre que el paciente que debe morir para que su hija viva no es otro que el presidente de los Estados unidos.

«Llevo ya mil ochocientos veintitrés días, once horas y doce minutos en el corredor de la muerte. De ese tiempo, he dedicado cada segundo que he pasado despierto a reflexionar sobre los hechos que me han traído aquí. Y no cambiaría ni uno solo de mis actos».

 Bajo esta sinopsis se presenta El Paciente. No es atrayente, pues recuerda a la trama de una película cuyo título no recuerdo, pero ya que estaba en mi estantería, decidí leer esta novela de Juan Gómez-Jurado.
Debo decir que, a pesar de lo expuesto, me atrapó desde el minuto cero.
Nos encontramos con el Dr. Evans, el prestigioso neurocirujano que, a pesar de trabajar en un hospital elitista, el Saint Claire, no se ha visto contagiado por el clasicismo imperante. Vamos ir conociendo sus antecedentes personales que nos llevarán a empatizar con él e incluso a aplaudir sus actos de rebeldía ante la plana mayor del hospital. Destaca en su personalidad la sinceridad, el aplomo y la ironía. Por otro lado, tiene su drama personal: la muerte de su esposa, Rachel, de la cual se siente y le hacen sentir culpable, y el remordimiento por no pasar más tiempo con su hija Julia.

«Soy un padre. Y esto es lo que sucedió»


Evans es requerido para operar, en el máximo secreto, al presidente de los Estados Unidos, lo que le acarreará múltiples conflictos: enfrentase al protocolo de la Casa Blanca, a la política del Saint Claire, a las envidias y habladurías de sus colegas y al secuestro por parte de un psicópata llamado White que se ha llevado a Julia y asegura que la asesinará si el Paciente sale con vida del quirófano.
Este personaje, White, controla la vida de Evans a través de la tecnología y da pruebas macabras de ello a lo largo de la narración, por lo que Evans urdirá un arriesgado plan para rescatar a su hija con la ayuda de su cuñada Kate, agente del servicio secreto, con la que mantiene una distante relación familiar.
¿Cómo hará David Evans para moverse en tan asfixiante ambiente sin ser descubierto por White? ¿Qué ha pasado para que nos relate la historia desde el corredor de la muerte?


 “los médicos somos así. Racionalizamos. Tomamos decisiones difíciles a partir de los datos de los que disponemos y los recursos con los que contamos. ¿Sólo hay un riñón disponible? Se lo damos al paciente más joven, incluso aunque esté varios puestos por detrás en la lista de espera. ¿Fumas dos paquetes de cigarrillos al día a pesar de esos enormes mensajes de advertencia? No esperes que derramemos una lágrima por ti si vienes con cáncer de pulmón. ¿Bebes como un cosaco? Lo más probable es que cuando nos muestres tu cirrosis hagamos chistes sobre paté. A tus espaldas, claro.”


Contada en primera persona en la mayoría de capítulos, la historia arranca con Evans escribiendo esta historia en el corredor de la muerte.
A pesar de que como he señalado, recuerda a la trama de una película, os la recomiendo.
Gómez-Jurado tiene un ritmo trepidante que si te engancha no te suelta.
No deja cabos sueltos, la trama está muy bien entretejida, no hay cabos sueltos ni sorpresas de recurso fácil.

¿Habéis leído esta novela? ¿Pensáis leerla?


Editorial: Planeta
Número de páginas: 480
ISBN: 9788408122913
Precio: 20,90€

29 de noviembre de 2016

Aquella tarde de lluvia


-Imagen tomada de la red-
Era un lienzo gris
aquella calle del centro
donde antaño paseábamos.
Hicimos nuestra
la fría lluvia de febrero
mientras nos reflejábamos
en cada charco.

       Recuerda:

Vendaval,
campanas de cristal.
Viento afuera,
adentro, tú.

         Silencio...

Quedará el aguacero
calándome la ropa.
Y tu sombrero.
Entre nosotros,
lluvia y huesos
flotando en un océano
de distancia y consuelo.


-Verónica Calvo-