-Imagen Emile Cosrsi IA-
Se calla el día,
se acalla la mente.
Abre el crepúsculo
el tenue velo azulado.
¿Oyes?
Es su canto que trae calma.
Desde mi ventana
puedo ver más allá de la montaña.
La melodía me envuelve
y siento que fluyo como el agua.
Entre la añoranza,
esta alegría efímera
dejará paso a la melancolía.
Y a pesar de ello
seguiré esperando
miles de crepúsculos
para ser agua
y poder ir más allá
de aquella alta montaña.
Verónica Calvo
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