Aquella
mañana, como cada semana,
Caperucita Roja salió con su cestita a llevar
provisiones a su querida abuela.
Iba
atenta al camino por si veía al lobo.
Y sí,
lo vio.
Y
ajustó cuentas por robarle la mercancía.
La
abuela se pondría tan contenta…
-Verónica
Calvo-
-Imagen:
Natalie Shau-