-Imagen Duy Huynh-
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Te sigo llamando
cuando los días se oscurecen
o yo misma me vuelvo sangre.
También te llamo
cuando hay una tregua
entre los solsticios.
Así me respondas o no,
te dejo mis palabras en el aire
o en el silencio que me habita.
Y te seguiré llamando,
en esta danza de la vida,
escuchando tu voz,
allí donde no hay sonido.
-Verónica Calvo-
(A mi padre, en su memoria)
1 comentario:
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En concreto este poema ha sido compartido sin mi permiso, y rogaría se quite de Google +.
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