31 de julio de 2020

Edgar Lee Masters: Robert Davidson

-Imagen tomada de la red-


Me cebé espiritualmente alimentándome de almas de hombres.
Si veía un alma fuerte,
hería su orgullo y devoraba su fuerza.
Los refugios de la amistad sabían de mis mañas,
pues cuando yo podía robar a un amigo, lo hacía.
Y siempre que podía aumentar mi fuerza
socavando la ambición ajena, lo hacía
para allanarle el camino a la mía.
Y el triunfar sobre otras almas,
simplemente para afirmar y probar mi fuerza superior,
era para mí una delicia,
el intenso placer de la gimnasia del alma.
Devorando almas, debería haber vivido para siempre.
Pero sus restos indigestos me produjeron una nefritis mortal,
con ansiedad, insomnio, ánimo deprimido,
odio, recelo y trastornos de vista.
Al final, con un grito de espanto, tuve un colapso.
Recordad que los gusanos,
no se alimentan de otros gusanos.


(Poema perteneciente a Antología de Spoon River)

23 de julio de 2020

(Extraña) Nueva vida



Ayer vi pasar,
entre la calima que se expande en el gentío,
parte de este verano diferente.

Yo estaba sentada en un banco,
a la sombra de un pensamiento extraño,
cuando le vi venir sin más señas
que una sonrisa tapada.

Brillaba en sus ojos
la luz moribunda de la esperanza.

Abrazó a una mujer diminuta.
Ella le separó de su cuerpo con aprensión.

Charlaron brevemente,
sin saber que yo acechaba
bajo aquella sombra opaca.

Se despidieron.
Ella con prisa.
Él, intentando retenerla.

La calima de los cuerpos
se elevaba al cielo turbio.
Turbio de esperanzas deshechas.
Sucio de miedo y rabia.

Y le volví a ver,
agazapado en la semioscuridad
que tejía el sol entre las ramas
de un árbol en la esquina,
esperando como un animal herido,
el encuentro con alguien conocido.

Otro que no sabe qué hacer con esta rara vida,
pensé.

Ayer vi pasar,
entre la calima que difumina los días,
a muchos extraños, atónitos ante esta nueva vida.

-Verónica Calvo-

16 de julio de 2020

N.


Te hiciste lluvia en la lluvia,
recuerdo y nostalgia.
Te fuiste en el silencio
que rompe la madrugada.

(Dentro quedó
lo que no tiene palabras).

Y te vuelves a hacer
nostalgia y recuerdo,
lluvia dentro de la lluvia,
silencio y madrugada.

-Verónica Calvo-


(Para N, “palabrista” que fue brisa 
y sigue siendo aire. Escrito en 2019)

9 de julio de 2020

Lecturas recomendadas



Sinopsis de editorial Anagrama:

¿Quién es Gatsby, el personaje que da nombre a uno de los mitos creados por la novela del siglo XX? Jay Gatsby es un misterio, el hombre que se inventó a sí mismo y ha montado una inmensa fiesta para reconquistar a la deslumbrante Daisy Buchanan, que una vez lo quiso. Nadie sabe de dónde ha salido.
Estamos en la primera hora de la Edad del Jazz, en los felices y cinematográficos años veinte, en Nueva York, tiempo de diversión y emoción, orquestas y tiroteos. Gatsby vive en una fabulosa casa de Long Island, y a sus bailes acude «el mundo entero y su amante», cientos de criaturas a quienes no hace falta invitar, insectos alrededor de la luz del festín. La puerta está abierta, y la atracción más enigmática del espectáculo es el dueño de la casa, un millonario que quizá sea un asesino o un espía, sobrino del emperador de Alemania o primo del demonio, héroe de guerra al servicio de su país, los Estados Unidos de América, o simplemente un gángster, un muchacho sin nada que se convirtió en rico. Lo vemos con los ojos del narrador, Nick Carraway, que dice ser honrado y haber aprendido a no juzgar a nadie.
En el verano de 1922, buen año para la especulación financiera y la corrupción y los negocios que se confunden con el bandidismo, parece que sólo hubo fiestas y reuniones para comer y beber, y que pocas veladas acabaron sin perturbación. Hay amantes que rompen con una llamada telefónica la paz de un matrimonio, y una nariz rota, y un coche que se hunde humorísticamente en la cuneta, y un homicidio involuntario, y un asesinato, pero la diversión recomienza siempre. Jay Gatsby es un héroe trágico que se va destruyendo conforme se acerca a su sueño: la reconquista de una mujer a la que dejó para irse a la guerra en Europa. Quiere cumplir su deseo más inaccesible: recuperar el pasado, el momento en que conquistó a Daisy Buchanan.
La antítesis del desarraigado Gatsby es Tom Buchanan, marido de Daisy. Posee una identidad de hierro, sin discusión, ciudadano de valores sólidos, que cree en la familia, la herencia, el patrimonio y la supremacía de la raza blanca. Tiene una capacidad descomunal para imponerse.
Y alrededor de los Buchanan se fraguará un desgraciado pentágono amoroso, quebrado y desigual, como la sociedad de la época, tan igualitaria en sus espectáculos y diversiones democráticas.

Una novela corta llena de lirismo, delicadeza, simbolismo, ágil y con excelente narrativa. La traducción de editorial Anagrama, muy buena. Uno de mis libros favoritos. Os recomiendo leer esta novela sin prisas, disfrutando de cada párrafo. Si no habéis visto la película, la primera, dirigida por Jack Clayton, con Robert Redford en el papel de Gatsby, os la recomiendo también. Es fiel a los diálogos y escenas del libro.





Sinopsis de la editorial Cátedra:

El "Llano en llamas" es hoy un clásico de la literatura mexicana e hispanoamericana, y probablemente uno de los volúmenes de cuentos más traducido a otros idiomas en el mundo entero. Obra aparentemente sencilla resulta, sin embargo, profundamente desconcertante. En su unidad formal descansa una gran diversidad de lenguajes, registros y tonos con los que Rulfo aborda la problemática de una violencia multiforme -desembozada unas veces, insidiosa otras-, hasta tal punto naturalizada que ha dejado de reconocerse como tal. Sin embargo, el autor no la "refleja" ni la "denuncia", ni tampoco la pone en escena: la persigue hasta sus repliegues más recónditos, compenetrándose con el sentir de quienes la ejercen o la padecen, sin alcanzar a reconocerla las más de las veces. O más precisamente: antes que la violencia misma, lo que los cuentos de "El Llano en llamas" ponen en escena suele ser ese oscuro y confuso bregar con su impronta en el sentir de quienes se vieron alguna vez envueltos en ella, sin advertir entonces su verdadero rostro.

Para mí, uno de los mejores libros de relatos que me acompaña desde hace años. Juan Rulfo nos lleva a esos paisajes ásperos, donde se vive casi por inercia, donde la resignación tiene raíces profundas, pero también la rebeldía se abre paso entre la aridez.




Sinopsis de la editorial Visor de Poesía:

Lo público y lo privado. Lo mítico y lo cotidiano. Del Gólgota a Sebrenica. El árbol de la esperanza en Kolimá. La ironía de la vida en unos poemas cercanos como el ronroneo de un gato. En Zonas comunes se pulsan las angustias del hombre que viaja a nuestro lado en el metro, de nosotros mismos, con el aquipaje cada vez más ligero de ilusiones. Con el número del escarnio del INEM grabado en el antebrazo como los mártires camino de la cámara de gas. A Cleopatra le queda muy justo el biquini y el hombre de Neandertal vuelve a ser derrotado mientras tararea una canción de Demis Roussos. Un mundo en bancarrota donde es todo posible, hasta  que Benito Arias Montano le dibuje una coreografía submarina a Esther Williams. Son todas esas cosas que irrumpen en la edad media de nuestras vidas. Cuando ya se empieza a estar hasta las trenzas. Y el Windows Vista no hace sino actualizar nuestras heridas.

La sinopsis no está a la altura de este poemario de Almudena Guzmán, así que no os dejéis guiar por lo que dice. En el blog tenéis algunos poemas de ella. Una gran poeta.