22 de mayo de 2018

Cansancio


-Imagen tomada de la red-

Amanezco en el mismo páramo,
bajo la misma bruma
y navego las mismas aguas de ayer.
Me levanto y me armo
contra canallas,
  mentirosos,
      plagiadores,
        ególatras,
           farsantes
               y políticos.
Me canso de faltas de ortografía,
de aquellos que presumen de incultura,
de las mansas ovejas de falsa vida,
de los aplausos y elogios
entregados desde la hipocresía.
Los insultos, desprecios y agravios
me rozan, pero sigo mi camino.
Me reconozco a veces, bestia.
Otras desapegada hasta el paroxismo.
Y casi siempre atenta a la balanza
que cargo entre razón y herida.
Y me queda… la poesía.
Pero a quién le importa de verdad
si la mayoría no leen a los Poetas,
si no se aprende ni se versa
en esta competición hueca
del mercado de oropeles.
Puede que este poema sea el último.
Si han de venir otros los guardaré
en mi armario de locura.

No puedo elegir las batallas que me presentan,
pero sí mis guerras.

-Verónica Calvo-

18 de mayo de 2018

Máximas mínimas 5

-Imagen Leonor Fini-
I.

Desde esta altura,
Madrid a mis pies.
Siento que me elevo,
mi alma se evapora
y vibro en el viento.

II.

Soy un ave rapaz cercenando
la serena noche de mayo.
Soy Poder, grandeza
y esplendor de leyenda.

III.

Y toco techo, o nube o locura.
Bajo y me aposento.
Me mezclo entre la gente.
Nadie me ha descubierto
en mi nocturno vuelo.


-Verónica Calvo-

14 de mayo de 2018

Tristeza

-Imagen Albert Soloviev-
Es la tristeza
una estación opaca
donde el alma deshoja primaveras.
Viste velos vaporosos
y se mece como el humo.

La tristeza
dibuja sombras en el rostro,
sabe a hielo
y deja el interior deshabitado.

Traslúcido ser es,
que llega y se instala en silencio.
Difícil es desalojarla,
ya que adormece, a quien la siente,
entre sus etéreos brazos de nostalgia.


-Verónica Calvo-

10 de mayo de 2018

A una mujer cualquiera

-Imagen Brooke Shaden-


Desaprovechó las mañanas
que levanta entre nubes,
las tardes de paseo y respiro
y las noches perfumadas de jazmines.
Se quedó inánime entre quejas y bostezos
viendo pasar los días.

Te quedaste ahí, mujer,
esperando el frío beso de la muerte.
Y esta llegó,
como casi siempre a destiempo;
inoportuna e insolente.
Llegó cuando el sol
volvió a calentar tu mirada.
Quisiste entonces
aferrarte a la vida
y esta se escapaba.
Te agarraste fuerte
en tu último suspiro,
en esa mezcla de respirar rosa y espina,
que a tus ojos su brillar, eclipsa.

Y yo solo recordé aquellos
versos terribles de Baudelaire
a la mujer que solloza porque ha vivido.


-Verónica Calvo-

6 de mayo de 2018

Madre

-Imagen tomada de la red-
De tu mano,
cuando aprendo y me sostengo más allá de este hoy
y me convierto
en un reflejo de tu verdor,
de cada sucesión de vida.

Estamos
en el pasar de días, a veces tan opacos, donde
volamos y caemos en este remolino de vivencia.

                   Tanto hemos pasado…

Sin ti todo hubiera sido más amargo,
                                            denso,
                                           terrible.

Y me apoyo y revivo
en los recuerdos que a tu lado florecen.
Inaudible voz la mía
que es homenaje
y sangre en la mía.

Ahora en esta quietud
miramos detrás del velo
como atardece y sonreímos.


-Verónica Calvo-

2 de mayo de 2018

Soy yo

-Imagen Elena Baca-

Soy yo,
lágrima de mujer hecha verbo,
alegría cristalizada de un sueño,
vientre fecundo que pare ideas
y sombra de mis luminiscencias.

Soy yo,
la que danza estelas en el cielo,
fuente agitada de viento,
serena candela nocturna
y amante compañera en tu poema.

Vengo a ti,
sin más piel que la mía
siendo yo, así, yo misma,
desnuda de campo y marisma,
amapola instalada en la brisa.

Déjame penetrarlo todo,
abarcar la incógnita del absoluto
y déjame descansar mecida por el arroyo.

Soy yo...
               Yo misma...
                                        Efímera poesía.


-Verónica Calvo-

 (Esta poesía fue publicada en este blog el 15 de febrero de 2012)